APRENDER A INVESTIGAR INVESTIGANDO
En primer lugar es preciso reconocer que en el largo, accidentado y antidemocrático proceso para llevar a cabo la necesaria reforma al Plan de Estudios de la Facultad de Economía, la única área que realizará un Foro de Discusión con la participación estudiantil sobre los cambios al programa que imparten sus profesores, es INAE.
Pensamos que todas las demás áreas deberían hacer lo mismo, pues en casi todas ha sido un pequeño grupo de profesores quienes han hecho la propuesta presentada ante el Consejo Técnico. De ahí que lo que resulte de un proceso en el que la mayoría del profesorado y los estudiantes ha sido marginado, no garantiza una reforma democrática y que responda a la crisis social y económica que vive el país, por la violenta e ilegal aplicación de la política económica dictada por el gran capital a través del FMI, la OCDE y el BM.
LOS ESTUDIANTES SÍ PUEDEN APRENDER A INVESTIGAR INVESTIGANDO
Para los profesores que impartim os la materia de Investigación y Análisis Económico (INAE) no existe la menor duda sobre la importancia que tiene en la formación de los estudiantes de Economía de la UNAM aprender a investigar. Tampoco dudamos de su capacidad para llevara a cabo este objetivo mediante la realización de investigaciones por su propia cuenta en la búsqueda de las causas de los problemas económicos y su solución.
En el Taller de Economía del Trabajo (Tadet) al contrario de quienes piensan que los estudiantes de licenciatura no tienen la capacidad para indagar en la realidad económica y social, consideramos toda persona, independientemente de su nivel cultural, cuando enfrenta una situación que le afecta busca conocer sus determinantes para poder actuar sobre estas y resolverla. De lo contrario, la humanidad no habría logrado transformar su entorno y producir los satisfactores necesarios para su vida y reproducción.
En la actualidad, la división social del trabajo ha colocado a la mayor parte de la población en el papel de simples ejecutores de los planes maquinados por quienes detentan el poder económico y político y sus intelectuales orgánicos. Quienes constituyen esa clase y el bloque dominante se imaginan que los trabajadores manuales no tienen capacidad intelectual, que no se preguntan el porqué de la pobreza y opresión en que trabajan y subsisten. Pero se equivocan, pues desde su situación pueden apreciar el mundo y reflexionar, para construir una visión más o menos exacta y de conjunto de la situación, y muchas veces más verdadera que las teorías de los intelectuales a sueldo del Estado, quienes anteponen sus intereses y los de sus patronos a la verdad científica.
Esto ocurre hoy día cuando desde el gobierno se atribuye la crisis económica que atraviesa el país sólo a factores externos, al lento crecimiento económico en Estados Unidos o a la caída del PIB en China. Pero nunca a la ambición sin límite de los empresarios que son capaces de cometer cualquier barbaridad por un aumento en sus ganancias; a la falta de regulación estatal en función de un proyecto de Nación a favor de las mayorías, y en última instancia al régimen capitalista de producción.
Lo que nos demuestra la experiencia primero como alumnos del anterior plan de estudios (1974) en la materia de CÍES es que desde el primer semestre los estudiantes puedan realizar indagaciones sobre las causas de diferentes problemas de la economía; leer y analizar libros, revistas, diarios, hacer entrevistas a conocedores de los temas, observar documentales, participar en movimientos sociales para aprender de los mismos, todo ello para pasar de la ignorancia al conocimiento y arribar a conclusiones que enriquezcan el conocimiento sobre el problema en cuestión.
Aprender a investigar investigando es el método óptimo para formarse como intelectual y al mismo tiempo producir nuevos conocimientos sobre la realidad del país. La investigación requiere de una actitud activa, para superar los engaños del sentido común y las campañas ideológicas instrumentadas desde el poder.
Quien aprende a investigar conforme al método científico (dialéctico) y somete sus descubrimientos a un análisis empleando para ello la teoría de la crítica de la Economía Política, puede llegar a ser un elemento activo, constructor de conocimiento y divulgador del mismo. Puede analizar el contexto socio económico y político y tomar decisiones adecuadas para mediante la acción organizada, la lucha social, lucha de clases, transformar la realidad inmediata.
Esto, por supuesto no conviene a quienes están empeñados en promover el individualismo y la pasividad en una sociedad que antepone el afán de una mayor ganancia en lugar de colocar el interés por los seres humanos en el centro.
ACTITUD ACTIVA VS PASIVIDAD
En nuestro centro de estudio, un sector de la academia supone que el estudiantado es simple receptáculo de los conocimientos que les son suministrados por profesores infalibles e incuestionables. Otros pensamos que la enseñanza es un proceso en el que tanto los profesores como los estudiantes aprendemos contínuamente, y que esto ocurre de manera óptima si los estudiantes participan en el mismo, leyendo críticamente los textos que se les encargan, polemizando, indagando nuevos datos sobre los mismos para aportar al colectivo académico.
Sin embargo, en algunas asignaturas hay profesores que asumiendo una actitud autoritaria, reprimen a quienes cuestionan, preguntan y discuten.
Esto en la era de la Internet es una aberración para quienes consideramos que es necesario fomentar el pensamiento crítico y científico no solo entre los estudiantes, sino en toda la sociedad para contrarrestar la pasividad fomentada por la radio y televisión idiotizantes.
INVESTIGAR LOS PROCESOS DE EXPLOTACIÓN Y OPRESIÓN EN MÉXICO
Pero la tarea de investigar no la desarrollan personas etéreas, al margen de la desgarrada realidad de la sociedad mexicana, sino por profesores y estudiantes de carne y hueso, que requieren de recursos económicos para disponer de ingresos, tiempo y espacio que les permitan hurgar en la realidad.
Por ejemplo la investigación de campo, realizar una encuesta a los trabajadores de una maquiladora en Ciudad Juárez para conocer sus condiciones de trabajo y de vida, sus luchas contra la patronal, etc. Esto requiere dinero para comprar los pasajes de los alumnos y profesores que participen, pago de alojamiento, alimentación, equipo fotográfico, etc. que los jóvenes y docentes no pueden aportar de su peculio. Debe ser la Universidad la que apoye este esfuerzo por educar en el terreno real a quienes aspiran a convertirse en científicos sociales.
En el Taller de Economía del Trabajo (Tadet) los profesores y estudiantes que investigamos la situación de la clase trabajadora mexicana, carecemos hasta de computadoras adecuadas para ese trabajo. Seguimos esperando que el Director Leonardo Lomelí nos proporciones ese recurso. Así como el salario para una pasante de Economía, la estudiante Nelly, que lleva una década colaborando sin remuneración alguna.
No cabe duda. En la tarea de investigar nada es casual. Se investiga lo que nos interesa. Se investiga desde determinada posición, desde una Universidad privada, de jóvenes adinerados, desde una perspectiva patronal. O se investiga desde un comité obrero, círculo de estudios estudiantil, una comunidad indígena, o la celda de una prisión. Pero se investiga para la acción, para la lucha. No sólo para ser más cultos. Y finalmente es en la acción donde se va a demostrar la objetividad de nuestro conocimiento.
Muchos casos hay en la historia donde ha quedado demostrado que los intelectuales de abajo, sin maestrías, doctorados, ní licenciaturas, fueron capaces de conocer mejor la realidad mexicana y sus potencialidades que laureados intelectuales o feroces represores egresados de universidades extranjeras.
Un ejemplo de eso fue el movimiento estudiantil de 1999- 2000 en la UNAM, donde el estudiantado organizado en el CGH, un verdadero cerebro colectivo, demostró que sí se podía derrotar la embestida neoliberal para privatizar la UNAM. Cosa que sabios de la izquierda subsidiada consideraban imposible por lo que prefirieron apoyar al rector Barnés de Castro en su intento neoliberal.
Mucho antes Francisco Villa, un bandolero convertido en revolucionario, al mando de un ejército surgido de las guerrillas de campesinos analfabetas, derrotó a los generales porfiristas educados en colegios militares de Inglaterra. Porque conocía mejor que los sabios de gabinete el terreno y al pueblo y las debilidades de sus enemigos.
Ponencia colectiva de los profesores de INAE y miembros del Taller de Economía del Trabajo:
Edgar Osorio Betancurt, Tomás Oropeza Berumen, Leonardo Silva Cosco y Nelly Haydeé Moro Urrutia (pasante).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario