viernes, agosto 22, 2014

A LUCHAR POR UN AUMENTO GENERAL DE SALARIOS

        


Tomás Oropeza Berumen

(Taller de Economía del Trabajo de la Facultad de Economía, UNAM)

Un claro indicio del temor de la clase trabajadora a la amenaza de perder el empleo es el silencio que ha guardado ante la iniciativa presentada por Miguel Mancera, jefe de gobierno del DF para incrementar el salario mínimo. Silencio que también demuestra la tremenda debilidad organizativa e ideológica de los asalariados mexicanos en el momento actual.

Más de tres décadas de mentiras neoliberales han hecho creer que un  aumento salarial  provocaría una catástrofe económica que haría subir los precios de todos los productos hundiendo  - todavía más- la destartalada  economía mexicana.

Pero no sólo es el temor al desempleo. También está el control que ejercen los gánsteres del sindicalismo priista y el “independiente” que apoyaron a la Secretaría del Trabajo en el rechazo al incremento del minisalario, apoyando, además,  todas las  reformas estructurales mediante las cuales Enrique Peña Nieto privatiza la educación y entrega al capital privado  el petróleo y la electricidad que hasta hace unas semanas eran patrimonio nacional.

Todos sabemos que el salario mínimo nunca ha alcanzado para que las familias de trabajadores puedan adquirir los bienes y servicios que requieren para una vida sana y digna. Y aunque se afirma que casi nadie gana esa miseria la Comisión Económica para América Latina sostiene que “casi  14% de los ocupados recibe un salario menor mínimo, mientras que alrededor de dos de cada cinco ocupados reciben como remuneración, cuando mucho, dos salarios mínimos.” Tan sólo en el DF a 370 mil personas se les paga ese salario. Según informes de la Secretaría del Trabajo y Fomento del Empleo, esa cifra equivale al 9 por ciento de la población ocupada.

67.29 pesos de salario mínimo divididos entre las 8 horas de que debe constar una jornada laboral nos da un monto de 8 pesos con 30 centavos por hora. Así tenemos que un trabajador debe laborar 15 horas para comprar un kilo de carne que cuesta 120 pesos. O una hora y media para adquirir un litro de leche.

Según Marx el salario es el precio que paga el capitalista al obrero por una jornada de trabajo y este tendría que  equivaler a la suma de los valores de los productos que necesita el trabajador y su familia para reproducir en buenas condiciones su fuerza de trabajo y su prole. En tanto la Constitución Mexicana establece que el salario mínimo debe cubrir todas las necesidades alimenticias, culturales y recreativas de la familia trabajadora en condiciones dignas.

Sin embargo en México no se cumple con nada de lo anterior, porque al trabajador no se le paga su mercancía fuerza de trabajo por lo que vale y porque el Estado mexicano impuso como fundamento de su política económica salarios de hambre para que los capitalistas consigan mayores ganancias. Esto significa que cuando menos desde hace tres décadas, cuando se estableció el actual patrón de acumulación (capitalista salvaje) se ha obligado a los asalariados a vender su mercancía fuerza de trabajo por debajo de su valor. De este modo el Estado y la patronal son responsables de un lento genocidio del pueblo mexicano al someterlo a condiciones de vida por debajo de los mínimos de bienestar. Pero ahora ese modelo ha entrado en crisis en todo el mundo.

Hoy ha caído tanto el consumo en el país que algunos funcionarios y sectores de la burguesía están buscando reactivar la economía, aumentando el salario y por ende el poder de compra de los asalariados. Piensan que de esa manera se puede superar la recesión. No es que les preocupe realmente el bienestar de la población hundida en el miseria por el capitalismo globalizado y salvaje. Lo que buscan es que se vendan las mercancías para reactivar las industrias que se encuentran semi paralizadas.

Se dice que el aumento del salario mínimo provocaría inflación, pero la realidad es que la inflación ya existe en el país y la provocan los aumentos mensuales de la gasolina, diesel, gas, electricidad. El incremento de las tarifas del metro, metrobus, peseros, los precios de  alimentos, ropa y calzado, medicinas ... Todo sube, menos los salarios, dicen las amas de casa y los trabajadores de todos los sectores.
La economía del país atraviesa hoy por una recesión causada en buena medida por la torpeza de la pandilla del ITAM al servicio del gobierno del PRIAN y su aliado el PRD.
Ellos,siempre obedientes al FMI, el BM y la OCDE, instrumentos económicos de las transnacionales que gobiernan el planeta son los responsables del crecimiento de la miseria, la violencia y la crisis económica.

¿Cuando consultaron a los trabajadores para preguntarles si estaban de acuerdo en sacrificarse ellos y sus familias, para que los capitalistas puedan obtener ganancias extraordinarias? ¿O para que los politicastros que integran la clase política mexicana,  los funcionarios públicos y líderes sindicales disfruten de sueldos millonarios y vivan como reyes?
Ya es hora de que los trabajadores todos, no nada más los que ganan el salario mínimo, comencemos a discutir seriamente acerca del salario que necesitamos para vivir dignamente. Todos a demandar aumento general de salarios, más y mejores empleos, alimentos baratos y de buena calidad, educación pública, laica y gratuita. Eso para comenzar a luchar y organizarnos sin charros ni politicastros.