viernes, septiembre 17, 2010


LA MASCARADA

Tomás Oropeza Berumen

México, 16/09/010.- Los festejos del inicio de la guerra de independencia de la Nueva España, respecto del imperio español, constituyeron una gigantesca maniobra de propaganda política realizados por Felipe Calderón para obtener alguna simpatía del pueblo mexicano para su gobierno de facto. Y también otro fracaso de los ideólogos a sueldo del gobierno panista empeñado en tergiversar la historia de las luchas del pueblo mexicano contra los explotadores nacionales y extranjeros.

La cruda realidad es que hoy el país se halla bajo el control económico de Estados Unidos, con el que desarrolla cerca del 80 por ciento de sus transacciones comerciales y de los banqueros españoles, dueños de casi toda la banca y el sistema financiero.

México está muy lejos de ser un país independiente. Es una colonia, debido a la traición de sus gobernantes y las clases dominantes que desde hace muchas décadas se han postrado ante el imperio gringo y sus aliados, renunciando a construir un país independiente y soberano.

Desde hace mucho el ejército y la marina dejaron de defender la soberanía nacional, junto con las corporaciones policiacas, se hallan subordinadas a la política de seguridad de Estados Unidos mediante varios tratados con esa potencia en declive: El Plan Mérida y la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN). Actúan como fuerzas de ocupación que en realidad sirven a un país imperialista. Desde antes de 1968 se han dedicado a asesinar campesinos, obreros y estudiantes rebeldes para proteger los intereses del capital. Eso no es nuevo.
México ya no produce ni los alimentos que comen sus habitantes, más del 40 por ciento los compra en el extranjero.

La economía del país está íntimamente vinculada a la de Estados Unidos mediante el Tratado de Libre Comercio (TLC), un acuerdo que profundizó la dependencia económica, política, militar y cultural del país mediante la privatización de las empresas paraestatales y la apertura indiscriminada de las fronteras a las mercancías y servicios de economías más desarrolladas. El TLC ha desmantelado al llamado Estado del bienestar de cuyas riquezas se apropió una mafia de personajes como el hombre más rico del mundo, Carlos Slim; el banquero Roberto Hernández, los dueños del duopolio televisivo Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego.

Como hace dos siglos, la inmensa mayoría de mexicanos viven en la pobreza y una pequeña oligarquía concentra en sus manos la riqueza del país. El proceso de concentración y centralización del capital se aceleró y extendió mediante la aplicación del modelo económico neoliberal, que no es otra cosa que capitalismo salvaje.

Obreros, campesinos, pueblos originarios y clases medias sufren de una verdadera guerra que el capital les ha declarado para someterlos a una mayor explotación. A los jóvenes se les considera población sobrante y el sistema socioeconómico no les ofrece alternativas. Para el gobierno son potenciales delincuentes.

Durante los festejos del Bicentenario, cuyo costo fue de alrededor de 250 millones de dólares, Calderón fue abucheado repetidamente. La noche del grito tenía el rostro tenso, colérico porque a pesar del control militar sobre quienes se hallaban en el zócalo, la gente le daba la espalda y a pesar de la manipulación del sonido de las televisoras Televisa y TV Azteca se escucharon los silbidos de burla.

Las ocho horas del desfile estilo Disneylandia ideado por el australiano Ric Birch (especialista en montar espectáculos como el de las olimpiadas de Barcelona y Pekín), y los fuegos pirotécnicos que costaron 45 millones de dólares se esfumaron, pero sirvieron para que las televisoras de Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego hicieran el gran negocio y mantuvieran a millones de teleadictos escuchando las estulticias de sus locutores.

En la fiestecita concebida por mentes hollywoodenses se rindió homenaje a Benjamín Argumedo, un contrarrevolucionario que apoyó el golpe de Estado contra Francisco I Madero, reconoció al milico usurpador Victoriano Huerta y combatió a Francisco Villa. Se le erigió una gigantesca escultura de 20 metros de altura y varias toneladas de peso. Almastrote bautizado por el ingenio popular como el Nini, pues al ignorar a quién o qué representaba, se corrieron las más bizarras versiones de que no era ni Colosio ni Vicente Fernández.

Otra demostración de repudio a Calderón ocurrió en Dolores Hidalgo, Guanajuato, a donde acudió a dar el grito. Ahí la gente lo recibió con vivas al Chapo Guzmán y mueras al mal gobierno, según la corresponsal del noticiario de Carmen Aristegui en Noticias MVS.

Es tan ineficiente el gobierno del panista que ni la obra emblemática del Bicentenario de la Independencia, la Estela de Luz, pudo terminar a tiempo. La obra de la que Calderón colocó la primera piedra hace más de un año, se dice que será inaugurada a finales del año próximo. Sin conocerse aún el costo que tendrá, sólo se sabe que será de acero de Finlandia forjado en Italia y recubierta de cuarzo brasileño.

No cabe la menor duda. Como hace un siglo, hoy el gobierno está muy lejos de las aspiraciones populares y cada día crece el antagonismo entre los poderosos y los que nada tienen.

La jornada de lucha realizada el martes 14 por mineros, maestros de educación básica, electricistas del SME y trabajadores universitarios a pesar de la militarización de la ciudad de México continuará en los próximos días y semanas.
El absurdo decreto de un puente que paraliza las actividades burocráticas y educativas durante casi una semana, no hará desaparecer los problemas existentes.

Igualmente, la imparable violencia que todos los días arroja decenas de asesinatos de presuntos delincuentes a los que el ejército “mata en caliente”, como sucedió el 5 de septiembre en la autopista Monterrey- Nuevo Laredo, cuando soldados le dispararon al auto donde viaja una familia, matando a Vicente León Ramírez, de 52 años, y su hijo Alejandro Gabriel León Castellanos, de 15.