jueves, septiembre 17, 2015

SEGUIMOS EXIGIENDO JUSTICIA PARA LOS 43 + 3



Tomás Oropeza B.


A casi un año de la desaparición forzada de 43 estudiantes de la escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, el asesinato de otros tres normalistas y varios deportistas de Los Avispones, un equipo local de fútbol, en Iguala, la noche del 26-27 de septiembre del 2014, las burdas mentiras de la PGR han quedado al descubierto. Derrumbándose la “verdad histórica” del hoy ex procurador Jesús Murillo Karam.


El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) designado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) organismo de la OEA, a petición de los familiares de los desaparecidos, demostró mediante el peritaje de un científico especialista en el comportamiento del fuego, la imposibilidad de que hubiera ocurrido la cremación de los 43 estudiantes en el basurero de Cocula.


Mucho ha aportado el GIEI, mencionando incluso una nueva línea de investigación, la de un cargamento de droga del cual nada sabían los jóvenes que tomaron los vehículos y que podría ser el motivo que provocó la furia de los delincuentes, las policías municipal, Federal y el Ejército, que se unieron para darles un escarmiento. Pero entonces surge la preguntas: ¿A quién  pertenecía esa droga? y ¿Qué sentido tenía desaparecer a los 43? ¿Cuál fue el móvil? Estas preguntas elementales ni siquiera se han planteado y hoy las investigaciones se están extraviando en detalles secundarios.


Lo que ha quedado muy claro para el pueblo mexicano es que el gobierno de Enrique Peña Nieto hizo todo lo posible para engañarlo mediante burdas mentiras como lo de la cremación en el basurero de Cocula, luego deteniendo a decenas de personas para torturarlas y arrancarles confesiones que no tienen ninguna consistencia a estas alturas.
Hoy ha trascendido -gracias al GIEI- que esa noche los soldados del 27 Batallón de Infantería de Iguala estaban bajo las órdenes del Comandante Alejandro Saavedra Hernández, mando de la 35 Zona Militar. Quien poco después fue ascendido a General de División en completo hermetismo según reportaje de Marcela Turati en el semanario  PROCESO (15.09.015).
También es conocido que los padres de los 43 y el GIEI han solicitado que se lleve a cabo una entrevista con los soldados del 27 Batallón quienes en el Hospital Cristina, donde se refugiaron los jóvenes, los retuvieron, obstaculizaron la atención médica a los heridos, les robaron sus teléfonos celulares, los ficharon y los amenazaron: “díganos sus verdaderos nombres, si no quieren que los desaparezcamos” y que dicho encuentro ha sido negado sistemáticamente.


Hipócritamente Peña Nieto, quien presume de ser el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas pidió que se incluya  el  informe del GIEI en el expediente del caso Ayotzinapa y se reunirá con los padres y madres de los 43 el 24 de septiembre, pero no se atreve a ordenar que se realice la entrevista pedida decenas de veces. ¿Por qué? ¿A qué le temen  los heroicos militares? ¿Porque Peña Nieto no permite el interrogatorio a los investigadores? ¿Será que en realidad no tiene ningún poder de mando sobre los militares?
Sea como fuere. De lo que NO cabe la menor duda es de que el autor de esta infamia ES EL NARCOESTADO. Pues en la matanza y secuestro forzado de los 43 participaron  todas las  corporaciones policiacas locales y federales, el ejército, el CISEN, los partidos políticos PRD PRI, PV,  el Gobernador Ángel Aguirre, presidentes municipales, caciques y grupos delincuenciales. Una amalgama criminal que es la que mal gobierna al país y lo ha llevado a la crisis económica, la descomposición social y la entrega de sus recursos naturales a las corporaciones transnacionales.


Hoy si queremos impedir que estos crímenes queden impunes y siga la oleada represiva los trabajadores, estudiantes, amas de casa, desempleados y pueblo en general, debemos participar en la Jornada Global por los 43 que se llevará a cabo el 26 de septiembre.


¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS! ¡NI PERDÓN NI OLVIDO!
¡ABAJO PEÑA NIETO!





domingo, septiembre 13, 2015

Carta publicada en El correo ilustrado del diario La Jornada el domingo 13 de septiembre de 2015





Defiende plan de estudios de la Facultad de Economía

Leí el artículo de la maestra Ana Esther Ceceña Invasiones abiertas y veladas de la nación mexicana. A propósito de José Luis Ceceña, publicado ayer en este diario, en el que reflexiona y rememora el contexto histórico en que nació y vivió su padre, el economista José Luis Ceceña. Su libro México en la órbita imperial, junto con El milagro mexicano, de Fernando Carmona, me abrieron los ojos sobre la situación de mi país, me hicieron interesarme en el estudio de sus problemas económicos y me animaron a estudiar en la Escuela Nacional de Economía de la UNAM, que dirigía Ceceña en 1975 y quien en ese entonces, junto con la Comisión Mixta, gobernaba de común acuerdo ese importante centro de estudios.
La Comisión Mixta estaba integrada por representantes estudiantiles, académicos y de trabajadores; era un órgano de cogobierno surgido al impulso del movimiento estudiantil de 1968. El plan de estudios de economía había surgido influido por lo mejor de aquel movimiento y el ascenso de la lucha social en el mundo, junto a la presencia del bloque del socialismo realmente existente. Eran los años del Estado benefactor a la mexicana, que combinaba represión a los movimientos sociales y distribución del ingreso, y permitía el acceso masivo a la educación superior.
La Escuela Nacional de Economía tenía un plan de estudios aprobado democráticamente en el foro de 1974, cuyo eje central era el estudio de El Capital, de Carlos Marx, y la enseñanza de la investigación (aprender a investigar investigando) y otras materias que preparaban a los estudiantes para pensar por cuenta propia. Todo eso fue respetado y fomentado por Ceceña.
Hoy, cuando se da en la Facultad de Economía un largo y sinuoso proceso de reforma al plan de estudios de 1994, sobrecargado de ideología neoliberal, se pretende extirpar las materias críticas que sobrevivieron al embate de la moda del libre mercado, sin tomar en cuenta el fracaso de la doctrina de los Chicago boys, que inspiró la firma del TLC y después las reformas estructurales que han despojado al pueblo de bienes colectivos (petróleo, salud, educación, ejidos) para privatizarlos. Como nunca, es indispensable rememorar al economista y ex director de la FE José Luis Ceceña Gámez, y releer sus obras, para orientar la lucha social contra un gobierno que todos los días vende un jirón del país.

Tomás Oropeza Berumen, profesor de la Facultad de Economía, UNAM