lunes, julio 13, 2009




UN CONGRESO ILEGÍTIMO Y DE ULTRADERECHA

Tomás Oropeza Berumen

México, 12, 07,2009.- El resultado de las elecciones intermedias, con las que se puso a prueba la popularidad del presidente de facto Felipe Calderón, ha sido la estruendosa y contundente derrota de su partido, el de Acción Nacional (PAN) y de él mismo, paradójicamente combinado con el triunfo contundente de otro sector de la derecha en las alturas del régimen y la tremenda falta de legitimidad del mismo.

Esto es un claro signo de que el país se encamina hacia una profundización de la crisis social que ya se vive debido a que quienes tomarán las decisiones económicas, políticas y sociales en la presente coyuntura, sólo representan los intereses de una ínfima minoría, pues casi el 60 por ciento de los mexicanos en edad de sufragar rechazó hacerlo, anuló su voto o se burló del proceso escribiendo el nombre de algún personaje de moda en la boleta.

Si analizamos como fue la votación hace una semana tenemos que de un universo de 77 millones registrados en el padrón electoral: se abstuvo el 54.92 por ciento; anuló su voto, 2.43 por ciento y votó por un candidato no registrado, .07 por ciento. Porcentajes que suman 59.93 puntos.

Podrá decirse que abstencionistas, anulistas y otros, no son lo mismo. Sin embargo los tres segmentos tenían en común el NO considerarse representados por los candidatos ni creían en la limpieza ni el contenido del proceso electoral.

En el bloque que históricamente ha sido impulsor del capitalismo salvaje y privatizador tenemos:

Al Partido Revolucionario Institucional (PRI) bajo cuyo gobierno, a partir del régimen de Miguel de la Madrid, hace casi tres décadas, comenzó a imponerse el modelo económico neoliberal y que obtuvo 12 millones 821 mil 504 de votos (16.65%).

El gubernamental Partido Acción Nacional (PAN), bajo cuyas dos presidencias ha continuado la profundización del modelito impuesto al país por el imperialismo norteamericano, a duras penas obtuvo, a pesar de los 23 millones de spots y otros tantos millones de mensajes emitidos en apoyo del “presidente valiente que combate a las drogas”, 9 millones 723 mil 537 votos (12.62%).

El Partido Verde Ecologista (PVE), un negocio familiar que hizo campaña con el lema de “Sí a la pena de muerte” y que por su alianza con el PRI y su posición fascitóide oscilará entre ese partido y el PAN, alcanzó 2 millones 328 mil 72 sufragios (3.02%).

El Partido Nueva Alianza (PANAL), negocio de Elba Esther Gordillo, la líder vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) a quien Calderón de debe en gran medida la presidencia, consiguió 1 millón 187 mil 902 votos (1.44%).

En el bloque de una “izquierda” dividida y oportunista, a veces aliada con el PAN están:

El Partido de la Revolución Democrática (PRD) que lanzó como candidatos a conocidos charros sindicales y otros eternos vividores de la política al estilo de Jesús Ortega, apenas logró 4 millones 231 mil 342 (5.49%).

El Partido del Trabajo (PT) que alcanzó en alianza con el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador y Convergencia, 1 millón 268 mil 876 votos (1.64%).

Y Convergencia, partidito que propuso a candidato a varios personajes ligados a la policía política del régimen priísta y al Yunque, tuvo 855 mil 15 votos (1.11%).

De los 500 diputados que integran la Cámara baja, el PRI tendrá 237 que sumados a los 22 del PV, hacen 259, mas los del PANAL darán una mayoría absoluta y tomando en cuenta que todos esos partidos han estado aliados al PAN en cuestiones estratégicas para avanzar en la imposición del modelo neoliberal de mayor explotación a la clase trabajadora y privatización de los bienes sociales, no será muy difícil que todos juntos acaben de destruir lo que queda del viejo régimen de Estado Benefactor.

Hoy las contradicciones entre el PRI y el PAN son coyunturales y secundarias. Sólo los separa la lucha por la presidencia que ya comenzó y por lo que se refiere al tricolor cuando menos tiene a criminal con rostro de maniquí, Enrique Peña Nieto y a Manlio Fabio Beltrones alias Don Beltrone en su caballada.

Otras cuestiones que habrá que tomar en consideración son las contradicciones dentro de cada partido, mismas que podrían resolverse por la vía de las armas, como ya lo vimos en 1995, con el asesinato del candidato presidencial priísta Luis Donaldo Colosio Murrieta por un “tirador solitario”.

Hoy el derrumbe del PAN ha convertido a Calderón es un cadáver político, que no solo llevó al PAN -Yunque a la tumba, sino lo más grave: con su incapacidad histórica para enfrentar la crisis económica, esta provocando la miseria de millones de mexicanos hundidos en el desempleo.

Un posible beneficio de esto sería que el escepticismo, la desconfianza y el rechazo a las elecciones, sea el surgimiento de la conciencia de que los partidos, el Congreso, el Ejecutivo y lo que constituye el Estado y el gobierno actual no representan más que los intereses de la clase en el poder, de una pequeña oligarquía explotadora.

Y de que por consiguiente no tiene el pueblo porqué acatar los acuerdos y las leyes que emanen de un Congreso ilegítimo y constituido en su inmensa mayoría por politicastros amafiados con el capital.

Los resultados del proceso electoral que mandó al PAN-Gobierno al basurero debe llevar a tomar conciencia de que la soberanía de la nación radica en el pueblo, que en todo momento tiene el derecho a cambiar su forma de gobierno.

Ahí están los pueblos indios en Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Chiapas, ejerciendo el derecho a autogobernarse y a tener sus propias policías comunitarias y formas de autodefensa para protegerse del ejército gubernamental y de la delincuencia.

En otro contexto, pero no separado por una muralla china, es sabido por todo mundo, que desde hace décadas los señores de la droga ejercen el control territorial en varias regiones de los cuatro puntos cardinales de México y hasta en barrios y colonias de grandes ciudades. Y el hecho de ahora están pasando al abierto hostigamiento al ejército y las policías gubernamentales, no pude explicarse sin la existencia de una gran base social que lo encubre, por miedo o por conveniencia o ambas cosas.

Después de más de 12 mil muertes provocadas por la guerra entre las bandas de delincuentes organizados, las miles de armas de todo tipo confiscadas, los cientos o miles de detenciones de “importantes capos de la droga” ¿Cómo pueden explicarse los 9 ataques a cuarteles de la Policía Federal, la PFP y el Ejército en Michoacán, Guerrero y Guanajuato, mismos que expresan un salto en el modo de operar de bandas como la de La Familia, los Zetas, etc., si están tan débiles y desesperados, como dice Calderón?

Hechos que al mismo tiempo nos recuerdan que las tácticas empleadas por las bandas del narco las aprendieron en el ejército, de cuyos cuerpos de elite formaron parte.

Hoy es claro que la estrategia de guerra antinarco no tiene futuro.
Para restarle base social deberán crearse empleos, darle créditos a los campesinos que les garanticen un ingreso igual al que les pagan los traficantes. Crear escuelas en el campo y las ciudades, mayores oportunidades para los jóvenes, etc.

En lo que sí podría decirse que Calderón ha tenido éxito es en la represión contra luchadores sociales inermes, que han muerto acribillados por “sicarios”, “comandos de encapuchados”, etc. Como el caso más reciente, el del líder mormón Benjamín Franklín Le Baron en el municipio de Galeana, Chihuahua. Donde, como en Acteál, Chiapas, el ejército estaba muy cerca, pero, a pesar de ser avisado del ataque de que era víctima la comunidad mormona (a 15 minutos de distancia del retén militar) llegó seis horas después del asesinato cometido por un grupo de 12 asesinos.