martes, agosto 23, 2005

RECORDANDO A NACHO

A cinco años,
miro tu chaqueta
descosida.
La aguja retrocede
despuntando el verde,
estamos adentro fragmentados
de miembros
y de olivos:
naturaleza muerta.
Colgada del perchero
está tu chaqueta despidiendo
olor de pino seco.
Un viento de otoño
está deshilvanando
el roble.

MICAELA SOLIS




Tu no supiste mi andar
por las esquinas de Managua
ni el sol de las mujeres en los ojos
ni los murmullos que pensaba de pensarte
ni mis artículos sobre la guerra
del amor que anduve dejándote en las calles
por esa Nicaragua clandestina
que por mí te conoció aunque no estuvieras

Ignacio Rodríguez Terrazas


...y afrontó las consecuencias de la derrota.
El fue consecuente con el papel que siempre se
asignó: el papel del
Portada del suplemento La Cultura en Mexico de la revista Siempre, con un ensayo de Nachomás difícil para negociar.
Portada de La Cultura en México, suplemento de la revista Siempre con un ensayo de Nacho
David Hernández El Búho (1949-2002)




INVITACION


HOMENAJE LUCTUOSO EN EL XXV ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DEL PERIODISTA


IGNACIO RODRIGUEZ TERRAZAS


LUNES 8 DE AGOSTO DE 2005
PANTEON DE DOLORES
4:30 DE LA TARDE


Chihuahua, Chih., a 4 de agosto de 2005
IGNACIO RODRIGUEZ TERRAZAS (1952-1980)
Datos Biográficos

IGNACIO RODRIGUEZ TERRAZAS nació en la ciudad de Chihuahua, Chih., el 16 de noviembre de 1952, siendo sus padres Ignacio Rodríguez Rascón y Bertha Terrazas de Rodríguez. Inició sus estudios superiores en la desaparecida Escuela Preparatoria de la Universidad Autónoma de Chihuahua en 1970, en donde fue Vicepresidente del Círculo Fraternal del Instituto, la organización estudiantil. Ahí trabó sus primeras relaciones políticas. Participó desde entonces en una amplia tendencia estudiantil influida a la vez por el marxismo tradicional y por la nueva literatura latinoamericana y europea, tanto narrativa como de tipo filosófico y político. De acuerdo a los abundantes testimonios de quienes compartieron de cerca esa etapa de la vida de Ignacio Rodríguez Terrazas, su persona se distinguió por una clara inteligencia crítica y una intensa participación en todas las actividades estudiantiles de la época, en las que destacó como orador y como hábil, incisivo y tenaz propagandista.

Cuando era estudiante de preparatoria, intervino activamente en el movimiento popular generado por la fundación de las primeras colonias populares en la ciudad de Chihuahua, en particular de la Colonia Francisco Villa en 1968. En el año de 1972 ingresó a la Escuela de Derecho de la UACH que dirigía el Lic. Augusto Martínez Gil. Ahí se afilió a la Sociedad Ignacio Ramírez, una de las agrupaciones políticas estudiantiles fundamentales en la historia política de Chihuahua. Participó en la fundación del Comité de Defensa Popular, organismo surgido de las movilizaciones populares que desataron los acontecimientos guerrilleros del 15 de enero de aquel año.

Conjuntamente con representantes de la Colonia Francisco Villa, de la Sociedad Ignacio Ramírez, del Grupo Ricardo Flores Magón del Instituto Tecnológico y del Movimiento Sindical Ferrocarrilero (Sección 5), contribuyó a fundar el periódico El Martillo, en julio de 1972.

Fue protagonista, como uno de sus principales dirigentes e impulsores, del movimiento estudiantil que se desarrolló en la UACH de febrero de 1973 a mayo de 1974. Gran parte del trabajo organizativo y de propaganda de este movimiento descansó en el dinamismo de Rodríguez Terrazas. Especialmente se le recuerda por su tenaz custodia y eficaz defensa de las instalaciones universitarias, mientras permanecieron a cargo del movimiento universitario. Es memorable su rigurosa y puntual ronda nocturna por todo el campus, conduciendo un autobús urbano que otras brigadas tomaban unas horas antes, so pena de terrible reprimenda si fallaban. Tras la derrota del movimiento de 1973-74 en la universidad, intentó regresar como estudiante a la propia UACH, pero fue rechazado, por evidentes razones políticas, tanto en la Escuela de Derecho como en la de Filosofía y Letras.

Desde fines de 1973 participaba con otros jóvenes estudiantes en un círculo de estudios que lo llevó a profundizar en la crítica del marxismo dogmatizado, del socialismo realmente existente, de los partidos políticos tradicionales y de las burocracias gobernantes en los países socialistas. En este círculo intelectual destacó como gran amigo y compañero de lucha de Ignacio el excelente dibujante, escultor, crítico de arte y editor David Hernández, El Buho, fallecido el 16 de marzo de 2002. De toda la formación intelectual de Rodríguez se considera esta etapa como fundamental para su labor posterior que realizaba en el momento de su muerte, según lo recuerdan sus compañeros más directamente involucrados en las sesiones de aquel inolvidable grupo de trabajo.

En los años de 1974 y 1975 Ignacio Rodríguez se dedicó al trabajo político y periodístico en El Martillo y a la propagandización entre los obreros de la ciudad de Chihuahua, en donde a puerta de fábrica promocionaba aquel periódico y una hoja volante semanal denominada La Hoja Obrera, labor que combinaba con los estudios que se mencionaron antes. En 1975 inició su oficio como periodista al servicio del diario local Norte, hoy desaparecido. Poco tiempo después atendía también el reporte de noticias para la organización de radio Radiorama.

En abril de 1979 viajó a Nicaragua como corresponsal de los medios mencionados. Regresó unos cuantos días antes de la caída de Anastacio Somoza y de inmediato trabajó activamente para un segundo viaje. Obtuvo nuevas corresponsalías y apoyos como los de la revista Proceso y el periódico Unomásuno y realizó el segundo viaje en marzo de 1980. En esta ocasión visitó también El Salvador. Es memorable el reportaje trasmitido por Rodríguez directamente para el mitin independiente del 1o. de Mayo de 1980 en la ciudad de Chihuahua, que contenía un saludo fraternal de la principal organización obrera salvadoreña. En innumerables notas periodísticas dejó su huella como investigador acucioso.

A su regreso realizó algunos de sus análisis más importantes, producto de la observación de los procesos revolucionarios de esos países centroamericanos. Uno de estos trabajos fue publicado por La cultura en México (No. 962 agosto de 1980) de la revista Siempre! y otro --un informe político de su viaje, pronunciado en la ciudad de Torreón, Coah., el 28 de junio de 1980-- fue incluido por Tomás Oropeza Berumen como complemento de un ensayo biográfico (Ignacio Rodríguez Terrazas. Un periodista en el movimiento obrero. TADET-UNAM, agosto de 1993). Por esos días Ignacio también trabajaba en un primer libro, cuyo borrador no ha sido posible recuperar. Quienes conocimos parte del original de su obra, sabemos que se trataba de un intento de análisis político de la situación revolucionaria en centroamérica, con abundante información de primera mano y con opiniones y crítica política propias.

Volvió de inmediato a San Salvador y el 8 de agosto de 1980, cuando se dirigía a cubrir un acontecimiento en las calles de la ciudad en compañía de John Hoagland, corresponsal de la revista Newsweek, y del periodista salvadoreño Raúl Beltrán, fue abatido a balazos por un francotirador, al cuarto para las siete de la tarde. Hasta la fecha, ni la identidad del asesino ni el motivo del crimen han sido establecidos por el gobierno salvadoreño. Más tarde su querido amigo Hoagland fue también muerto a balazos el 16 de marzo de 1984, cuando cubría un acción de guerra cerca de la población de Suchitoto en El Salvador.

Los restos de Nacho fueron trasladados a Chihuahua y reposan en el Panteón de Dolores de esta ciudad. Entre otros homenajes, el nombre de Ignacio Rodríguez Terrazas ha sido asignado al sindicato del diario Unomásuno de la ciudad de México, a una Escuela Primaria y a la avenida principal de la Colonia Diego Lucero de esta ciudad, así como a una calle de la Colonia Revolución, al Auditorio Nacho Rodríguez de una colonia del sur y a una colonia del norte de la ciudad, aledaña al Panteón de la Colina; su nombre fue grabado en una placa conmemorativa del asesinato del arzobispo Oscar Arnulfo Romero en San Salvador, en la catedral de esa ciudad, al lado de los nombres de otras víctimas de la represión en ese país.

Su obra periodística, literaria y política está dispersa en diversas publicaciones y en abundante material sonoro que reclama una recopilación que seguramente contribuirá a comprender el papel y la influencia de los movimientos centroamericanos en nuestra realidad actual.

Chihuahua, Chih., a 4 de agosto de 2005.
(RLJ)

dos poemas

LOS DESCARNADOS


El cielo se expande,
los descarnados se esconden entre las sombras de los árboles,
me miran volar sobre los montes, voy hacia ti.......
Me guío por las pisadas de mis ancestros,
la luna con su luz plateada ilumina mi rostro,
aclara mi mente, blanquea mi alma, voy hacia ti.......
El cielo se expande ante mi,
se vuelve más alto
se une con el universo,
los descarnados presagian muerte,
pero voy hacia ti.....
la muerte no podrá detenerme,
vuelo muy rápido y muy alto,
mis ancestros me protegen,
nada podrá detenerme, voy hacia ti......

N.A. Moro


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Algunos pesares míos...


I


¿Qué son estos tintineos en pecho mío?
Son deseos dolidos que en noches, en sueños si los miro.
Y tu presencia en ellos, ¿son de atención amable?
O ¿son de forzada situación?.
¿Para verme llorar por ti, anhelo mío?.



II


He perdido mis deberes
Ya de aquellos quehaceres,
¡que diablos!, ¡ni quién les recuerde!.


III


Si por primer causa
de todo ello, tu fueres...
¡no importa camino sinuoso!,
¡latigazos de desprecio!,
¡huidas maquilladas y no verme...!,
¡qué importa, qué importa!.


IV


Y la energía de presencia tuya...
¿acaso de mi pecho los que siento son?.
¿Cómo te llamas?.
Agradable que bien a mis adentros haces...


ALEANG.

lunes, agosto 22, 2005

NACHO RODRIGUEZ TERRAZAS

NACHO, UN PERIODISTA E INTERNACIONALISTA PROLETARIO



El pasado 8 de agosto se cumplió un cuarto de siglo desde que el periodista y revolucionario chihuahuense Ignacio Rodríguez Terrazas, Nacho, cayera abatido por los disparos de un francotirador del ejército gubernamental en San Salvador, la capital del pulgarcito de Centroamérica, El Salvador.
Nacho tenía 28 años y trabajaba como free lancer para el semanario Proceso y el diario Uno más Uno, que en aquélla época ejercían gran influencia en México por practicar un periodismo crítico en un país donde, como hoy, la prensa estaba, casi sin excepciones, al servicio del mejor postor.
Habiendo aprendido los rudimentos del periodismo independiente redactando volantes para el movimiento estudiantil de Chihuahua y en el tabloide El Martillo (Por la Revolución Proletaria), Rodríguez Terrazas, se interesó en los procesos revolucionarios de Nicaragua y El Salvador, en los cuales participó como periodista y propagandista tratando de vincular la lucha de obreros y campesinos de Chihuahua con la de los explotados centroamericanos.
Los servicios de espionaje creados por el imperialismo gringo y las dictaduras de esos países y de México, detectaron que Nacho no era un comunicador de los que cubrían su fuente desde el bar de un hotel de lujo, viendo los noticiarios de la televisión. Sino que comía en los mercados, platicaba con la gente del pueblo y se interesaba por saber como vivían y luchaban los trabajadores . Ese era el ángulo de la información que le interesaba para saber lo que realmente estaba sucediendo en esos países convulsionados por la luchas sociales y guerrilleras, cuyos pueblos intentaron llevar a cabo verdaderas revoluciones por la vía armada.
Como dirían hoy los zapatistas, miraba el mundo “desde abajo y desde la izquierda” y por eso sus análisis eran acertados y peligrosos para las clases dominantes de esas republicas bananeras y también para la dictadura del PRI – gobierno.
Ignacio llevaba a cabo una tarea de internacionalismo proletario, porque pretendía emparentar los movimientos de los explotados de Centroamérica con los del norte de México. Eso es lo que se desprende de sus análisis y pláticas con compañeros de militancia.
Su asesinato dio lugar a que el canciller Jorge Castañeda, padre del payaso tránsfuga de la izquierda, que ahora pretende ser candidato independiente a la presidencia, protestara enérgicamente exigiendo una investigación al democristiano gobierno salvadoreño.
Cosa que nunca se llevó a cabo y aunque hoy el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) es una fuerza “opositora” que comparte el gobierno con aquellos a los que combatió, ni siquiera se ha intentado esclarecer la responsabilidad material e intelectual de los que mataron a Rodríguez.
En México ese crimen muy pronto dejó de ser noticia y ni Proceso ni el Uno más Uno lo recuerdan hoy.
En Chuhuahua, la ciudad que lo vio luchar hombro con hombro con los colonos de la Villa, estibadores, ferrocarrileros y estudiantes, hay una calle que lleva su nombre y cada 8 de agosto sus amigos lo recuerdan.
Sin embargo, casi todos sus antiguos compañeros de militancia han renegado de sus convicciones socialistas para convertirse en prósperos diputados ( PT y PRD) y parte de la corrupta clase política que tanto odia al zapatismo, por decirle lo que el pueblo piensa de quienes lo han traicionado.
Ahora están en el bando de quienes miran horrorizados el renacer de la lucha de todos los explotados, indígenas, campesinos, trabajadores, estudiantes, contra el capital y sus lacayos.
A Nacho lo asesinaron, pero sus ideas están vivas.
La lucha de clases es una realidad en el mundo “globalizado” donde muchas cosas han cambiado, menos el carácter explotador y rapaz del capitalismo.
¡Nacho Vive, la lucha sigue ..!