domingo, octubre 09, 2011


SME: DOS AÑOS EN LUCHA, ENTRE EL OPORTUNISMO Y LA CONCIENCIA DE CLASE

Tomás Oropeza Berumen

A punto de cumplirse dos años del inicio de la lucha electricista por revertir el decreto ilegal mediante el que el presidente de facto panista desapareció la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, México entero esta hundido en un desastre económico, político y social.

El gobierno de facto calderonista es responsable del crecimiento del desempleo, la miseria de más de 50 millones de mexicanos, la generalización de la violencia mafiosa y policiaco militar, la “desaparición de miles de personas y el establecimiento de un régimen de excepción en grandes regiones del país.
También es responsable de la devaluación del peso, del encarecimiento de los alimentos, de la gasolina, el gas y la electricidad a cargo de la CFE, una empresa corrupta y arbitraria como pocas.

Desde el 11 de octubre de 2009, cuando mediante la toma militar de las instalaciones de CL y F fueron lanzados al desempleo 45 mil electricistas, el régimen de ultraderecha blanquiazul ha avanzado en la implementación de un régimen fascistoide con la complicidad del PRI y sectores del PRD.

En los 24 meses de ardua lucha un sector del SME ha aprendido el papel que desempeña en una sociedad capitalista el Estado, el gobierno, los partidos políticos, los sindicatos charros y los “independientes”, los empresarios, etc. Sabe quienes son los amigos del pueblo y quienes sus enemigos.

Otro sector de electricistas desmoralizado, urgido por apremios económicos y/o sin conciencia de clase, optó por aceptar la liquidación y buscar alternativas individuales que en un país en recesión económica difícilmente podían tener éxito.

Grandes manifestaciones, campañas de mítines, propaganda y boteo, huelgas de hambre y un plantón de seis meses en el Zócalo capitalino han consolidado la conciencia de 16 mil smeitas que el 13 de septiembre levantaron el campamento ante la presión de las tanquetas del ejército y la policía federal que los intimidaban y porque en las negociaciones del SME y la Secretaría de Gobernación está les ofreció a cambio de retirarse del zócalo, para llevar a cabo la ceremonia del grito del 16 de septiembre, dar la toma de nota a una fracción del Comité Central del SME, “analizar la reinserción laboral en el sector eléctrico” y buscar los mecanismos para la liberación de 12 sindicalistas presos políticos.

El próximo 30 de noviembre se cumplirá el plazo para que los señores que detentan el poder cumplan su palabra, o por enésima ocasión demuestren que en este país el gobierno sólo representa los intereses del gran capital y que los de abajo sólo podrán mejorar su situación mediante la lucha social.
Esta es la tesis que el electricista Pedro Millán, miembro del comité editorial de El Transformador, quien nos expuso su punto de vista en la entrevista que le hicimos en el Taller de Economía del Trabajo el 4 de marzo pasado y que forma parte del libro sobre la lucha del SME que estamos preparando.

Millán llevaba 25 años de antigüedad en la Comisión de Luz y Fuerza del Centro, laboraba en Agencias Foráneas (atención al público, tomar lectura, recibir recibos, en la periferia del DF) con un salario de 350 pesos diarios. Estudió hasta segundo semestre de Ingeniero agrónomo, en la Universidad Nicolaíta, de Michoacán.


-Cómo ha afectado su vida el despido de que fue víctima con la liquidación de la CLyF?

-Mi familia ha comprendido la situación, mi esposa es maestra y gracias a eso puedo estar casi a diario en la lucha. Sí nos hemos restringido económicamente, pero mis hijos no han dejado de comer. En lo económico no ha sido tanto el sufrimiento. En lo moral, llega un momento en que se siente la impotencia, al principio no sabia uno ni qué hacer, a donde recurrir.
En esos primeros días algo que me ayudó mucho en lo moral fue platicar con otros compañeros. Las anécdotas, los sufrimientos, el penar de algunos, que hasta dejaron de comer algunos días. A sus familias les faltó el alimento.
Yo tenía a mis hijos en escuela particular. Mi esposa me apoya al cien por ciento. Y me dijo, yo te apoyo, nomás no quiero que te achicopáles, que te quedes aquí entre cuatro paredes y vayas a estar como la Magdalena. Yo te apoyo y adelante ...

A otros compañeros en resistencia los apoyan trabajadores jubilados de manera directa, porque no le tienen confianza al Sindicato, ya que no hay un manejo transparente de los recursos. Ven a los que participan en el movimiento y le echan la mano. Aparte el apoyo de los sindicatos como el STUNAM, IPN, Nucleares. Y del boteo. Nosotros con el periodiquito El Transformador pedimos cooperación para la impresión y para ayudar a compañeros que se la están viendo difícil.

-¿Qué piensan de la medida de Felipe Calderón, de decretar la liquidación de LFC, de la campaña que se instrumentó contra los electricistas?

- En cuanto a la corrupción en la empresa, muchos la aceptan y dicen que fue por eso. Caen en el engaño de que la corrupción fue la causa del problema. Pero otros pensamos que esa no fue la causa de su liquidación. Sino el negocio que alguien esta haciendo con la desaparición de la Comisión, un negocio de muchos millones de dólares.

-¿Cuál ha sido la principal enseñanza de esta lucha, cree que pueden lograr la satisfacción de sus demandas a casi 17 meses de lucha, que son la creación de una nueva paraestatal para que provea electricidad al DF?
- Primero: nuestras demandas son muy sectoriales, economicistas y por lo tanto estamos a expensas de otras cosas para poder ganar. Yo no creo que nos vayan a dar ni el CCT, ni vayamos a seguir con el sindicato, soy pesimista en ese aspecto. No creo que vayamos a lograr mucho mientras la política que se esta siguiendo esté encaminada únicamente por nuestras demandas. Si pudiéramos darnos cuenta de que nuestra lucha va más allá que nuestras demandas, entonces sería una verdadera victoria. Porque aunque lográramos conservar nuestro sindicato y el CCT a la vuelta de los años tendríamos el mismo problema, mientras no se arranque realmente de raíces esto, podemos ganar ahora el CCT, pero sería mochado en la clausula 64, la jubilación.

Mi aprendizaje es que aunque decíamos que eramos un sindicato independiente, de lucha y de vanguardia, el 11 de noviembre de 2009, al terminar la marcha, que fue multitudinaria (yo hasta lloré de la emoción) estando en el zócalo, fue cuando se abrió la primera mesa de negociaciones, y me pregunté si seríamos capaces de soportar el peso que el pueblo estaba depositando en nosotros, porque se decía en el sindicato y en otras organizaciones, que se esperaba que fuéramos la punta de la flecha, el inicio de algo mayor en el país y yo percibí que no estábamos preparados. Se hizo una verbena, ya se estaba festejando, bailando, no teníamos nada y ya estábamos festejando.

-Supongo que la prolongada duración del conflicto ha ido mellando las fuerzas, la participación y el ánimo de ustedes, los que se han negado a aceptar la liquidación y se mantienen en la lucha?

- Ayer, cuando se instaló el plantón en el zócalo yo noté que eramos unos mil 55 compañeros, el desánimo era notorio. En otra ocasión habríamos aplaudido a Martín Esparza. Pero cuando se dijo que se instalaría el plantón se vieron las caras desilusionadas de los compañeros, que dijeron: ¿Otra vez con lo mismo? ¿Y ahora por cuánto tiempo?

El plantón se puso para exigir la solución de las demandas que ha mantenido desde el principio el SME, y la información que dio Esparza fue que la Cámara de Diputados dio a conocer que la Auditoría Superior de la Federación sacó un dictamen donde dice que nosotros tenemos la razón. Es un estudio muy completo, donde dice como han aumentado los precios de la luz. Son cosas que ya sabíamos, por ejemplo que la CFE le vendía la luz a la CLF a 1.50 el kw y nosotros la teníamos que vender a 1.18 el kw. Ahora la CFE le está comprando electricidad a varias compañías privadas el 50 por ciento.

-¿Qué hace falta en el país para que cambien las cosas, qué piensa usted que hace falta para cambiar en este país?

-Primero tendríamos que saber hacia donde quisiéramos cambiar. Porque si es un cambio nada más de poder de un partido a otro, no vería gran avance. Yo lo que les digo a los compas es que hoy estamos depositando la confianza en los partidos y que lo único seguro es que te traicionen a la larga o a la corta. No se trata de cambiar al PAN por el PRI, ni el PRD, ni Convergencia ni mucho menos el Verde.

-¿Entonces qué hace falta?

-Es algo que está en la conciencia de mucha gente, pero nos da miedo hablarlo: una revolución. De hecho en el mismo sindicato, en la base, se habla de tomar ese rumbo. Pero a través de repetir las cosas sin ningún triunfo, sin ningún resultado real -lo más que se ha logrado es la toma de nota, y de eso no ha resultado nada- entonces eso ha hecho que se trunque la conciencia. El mismo Comité Central ha hecho que se trunque.

-¿Qué le criticaría a la dirección del sindicato?

-Mientras el comité siga jugando en el campo del enemigo, con su pelota y su arbitro, pues vamos a perder. Sería cuestión de comenzar a cambiar de campo, de arbitro y de pelota. Inclusive hasta de deporte. También me parece mal que las decisiones no se tomen de arriba hacia abajo.
Que las bases en sus asambleas empiecen a tomar sus decisiones, aunque sean equivocadas, aunque nos lleven a fracasos, a derrotas. Pero aunque nos dicen que vamos a defendernos hasta con la vida, luego salen con que “no hagan esto porque nos van a reprimir.

Podría empezar a cambiar esto a partir de que la base hable en las asambleas, que comience a romper el cerco que tiene el comité, al no aceptar las propuestas que vienen de la base, porque nos tachan de neófitos, de ignorantes. En este año y medio lo que he aprendido en esta lucha es que necesitamos aprender, aunque nos equivoquemos. Yo a mis hijos no les prohibí que anduvieran en bicicleta, aunque se cayeran y se abrieran la cabeza. Creo que eso es lo que nos hace falta.
Eso mismo veo yo no nada más en nuestro sindicato, sino en muchos otros, que se dicen independientes a los que yo les llamo neocharros.

Millán es uno de los miles de obreros mexicanos que han adquirido la convicción de que en el país hace falta un cambio profundo y que los señores de la política sólo están empeñados en mantener el mismo orden social. Algunos tal cual, otros tratando de embellecerlo con una política gatopardista.