martes, mayo 31, 2016

                     Golpe de Estado en Brasil  Por Nelly Moro





Aunque no se le puede catalogar como golpe de estado,  estrictamente la destitución  de la presidencia de Dilma Rousseff  por al menos 6 meses mientras es llevado un juicio político en su contra, ya que este no fue hecho de forma violenta por un grupo militar, no se puede negar que el Congreso y el Senado brasileño abjuraron del proceso democrático basándose en una acusación de violar las normas fiscales maquillando el déficit   presupuestal. Acusación  sin base ni indicios ni fundamento es decir, que el parlamento brasileño actuó con dolo, alevosía y ventaja pues no hay una causa en términos constitucionales que avale esta acción.

Este golpe de estado o golpe de estado institucional  fue  una artimaña orquestada desde la derecha brasileña, y estos a su vez apoyados directamente por EUA, pues forma parte de una ofensiva contra los gobiernos populares latinoamericanos, ya que la ofensiva imperialista quiere recuperar los espacios perdidos por el neoliberalismo, es el caso de Argentina con Macri presidente neoliberal de ultraderecha, ahora Brasil, y la ya atacada Venezuela.

Ahora el sustituto  de Rousseff, Michel Temer, impuesto por el parlamento brasileño es un personaje de muy dudosa reputación pues es acusado de varios delitos, así como de corrupción. Además de pertenecer al grupo de ultraderecha brasileña, es decir al ala más reaccionaria y fascista de aquel país sudamericano.

Una de sus primeras acciones al tomar el interinado presidencial fue despedir a más de trescientos  trabajadores públicos colaboradores del gobierno de Rousseff. Otra de sus primeras acciones fue imponer a un nuevo procurador general de la República el cual es conocido por su dureza para reprimir manifestaciones, así como sus métodos policiales anti constituciones.  Además que todo su gabinete interino y seleccionado por él es de puros hombres blancos, acción que preocupa a la población brasileña pues temen que comience un retroceso a los derechos de las mujeres y los  de la población afrobrasileña, que en ese país en mayoritaria,  además  no se puede ocultar que  en Brasil con Temer esta entrando a un nuevo régimen totalitario, racista y fascista del cual no se ve que se pueda contrarrestar tan fácilmente.