lunes, mayo 13, 2013

POR UN 15 DE MAYO COMBATIVO



Para la gran mayoría de los académicos de la UNAM el próximo día del maestro será una fecha para escuchar, como cada año,  discursos demagógicos sobre el papel de los profesores en la universidad más importante del país.

La realidad de la que nunca se habla ni siquiera por los propios afectados es que más del 75 por ciento del personal académico universitario además de mal pagado sufre de inestabilidad laboral. Esa mayoría de académicos es contratada cada semestre y recibe un pago de 74.80 por hora clase (5.69 dólares por hora)  y aunque muchos llevan décadas trabajando nunca llegan a tener estabilidad en el empleo.

A lo anterior hay que agregar la marginación permanente en que viven estos maestros a quienes en realidad no se toma en cuenta para llevar a cabo las reformas en los planes y programas de estudio, pues como la mayoría labora en otros empleos, donde se gana el sustento,  no tiene tiempo para participar en las interminables discusiones, foros, congresos, etc., que se realizan para aparentar que las decisiones se toman  democraticamente tras un proceso de reflexión colectivo.

Son los burócratas (funcionarios) que también ejercen la docencia quienes imponen el  punto de vista y los intereses de las autoridades  (ligadas por lo general a los grupos dominantes de la burguesía) para colocar a la universidad como fábrica de mano de obra  sumisa y barata para el capital.

Los académicos universitarios tampoco contamos con una organización que defienda nuestros intereses como trabajadores. Ni las AAPAUNAM ni el STUNAM nos representan. En las primeras prevalece el servilismo ante el grupo que gobierna la UNAM. Es una especie de sindicato blanco. Por su parte el STUNAM mantiene marginados a los académicos en sus filas donde prevalece el gremialismo,  la antidemocracia y la corrupción, rasgos típicos del charrísmo sindical, mal disimulado con un discurso de izquierda perredista.

Esa es la situación de las dos terceras partes del profesorado, que con su trabajo precario aporta, una enorme riqueza a nuestra universidad.Hay también una minoría privilegiada de académicos que se benefician de su amiguismo y compadrazgo con los jerarcas de la UNAM. Esta  vive en un mundo maravilloso y no quiere que nada cambie. Siempre se opone a los movimientos estudiantiles o laborales porque siente peligrar sus intereses. Por ello en la lucha contra el aumento de las cuotas de 1999-2000 que era en realidad una lucha en defensa de la gratuidad educativa, muchos ilustres maestros eméritos llamaban a la represión, apoyando con ello los planes del Fondo Monetario Internacional.

A pesar de esta adversa situación, la mayoría del  profesorado universitario se  mantiene firme y cumple su deber con entusiasmo porque es consciente de que la UNAM pertenece al pueblo de México y es un extraordinario lugar para trabajar, enseñar y  aprender junto con los estudiantes. Y por ello mismo es necesario que los académicos nos organicemos para enfrentar junto con los maestros de educación básica la política neoliberal de Enrique Peña Nieto.

La lucha que hoy libran los  profesores al servicio de la Secretaría de Educación Pública contra la reforma educativa del presidente impuesto mediante la compra del voto y la propaganda mediática debe ser apoyada por los académicos y los estudiantes universitarios y por todo el pueblo de México, porque lo que realmente pretende el gobierno ( además de despojar a los profesores de sus derechos y estabilidad laboral) es entregar a los empresarios el sistema educativo público, laico y gratuito que ha educado a millones de mexicanos.

Taller de Economía del Trabajo de la Facultad de Economía, UNAM (13/5/013)