lunes, junio 01, 2009


VICTIMAS DEL TERRORISMO DE ESTADO

Tomás Oropeza Berumen

No hay de qué preocuparse. Todo esta bien. Los mexicanos hemos derrotados al virus de la influenza porcina; el gobierno de Felipe Calderón le esta asestando tremendos golpes demoledores a las bandas del narcotráfico y hasta piensa acabar con el Estado mexicano, “rompiendo los vínculos” de los gobernantes con la industria del narcotráfico.
Para salir adelante en la tarea de acabar con los crueles y reactivar el turismo y la economía de México tiene varios aliados: Paty Chapoy, El Hijo del Santo, Chespirito y al presidente de Colombia, Álvaro Uribe.
Con aparatosos operativos militares violatorios de la legalidad Constitucional, Calderón intenta crear ahora una espesa cortina de humo para que la realidad cotidiana en la que viven más de 100 millones de mexicanos desaparezca de aquí al 5 de julio, día de las elecciones intermedias para renovar la Cámara de Diputados y sólo se exhiba en los medios de manipulación de masas la imagen del pequeño dictador en que se ha convertido, quien gracias a un escandaloso fraude electoral fue impuesto por la oligarquía, el imperio y el ejército en la presidencia.
Al golpismo político ensayado con las medidas sanitarias que paralizaron al país e infundieron miedo y hasta pánico en la población, ahora se le añaden los secuestros de Estado contra 10 alcaldes y 20 “servidores públicos” todos políticos de tercera fila a quienes sin pruebas reales, se les secuestró y arraigó acusados de ser sospechosos de proteger a uno de los carteles de la droga.
Con el pretexto del combate al narcotráfico, acorde con la versión mexicana del Plan Colombia, el Plan Mérida, Calderón está avanzando aceleradamente en el establecimiento de un golpe de Estado a través de burdas maniobras que incrementan la presencia del ejercito en todas partes. Ciudad Juárez, Chihuahua, ha sido la primera víctima con 8 mil 500 soldados que patrullan sus calles. Y sin embargo no han podido impedir decenas de desapariciones y asesinatos de mujeres que en los primeros 5 meses del año ya arrojan una cifra igual a la de todo el 2008. O la sospechosa ejecución de luchadores sociales, como el catedrático de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Manuel Arroyo, investigador del mundo del trabajo en las maquiladoras de esa frontera.
Este fin de semana Calderón estuvo en Medellín, Colombia, en el foro Victimas del terrorismo junto al narcotraficante y terrorista Álvaro Uribe, quien por estos días ha emprendido una cruzada contra los académicos universitarios que han criticado su sanguinaria gestión e intento reeleccionista, como es el caso del catedrático Miguel Ángel Beltrán Villegas, deportado al instante de México para complacer a Uribe.
Allá expuso la vieja tesis que arguyen todos los dictadores: la del entorno o la pantalla detrás de la que se ocultan los malvados. En Chile, bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet, se hablaba de la subversión marxista, que se ocultaba detrás de las organizaciones laborales o populares. En El Salvador gobernado por ARENA, se asesinaba a los sindicalistas, porque detrás estaba la guerrilla marxista del FMLN.
En España se hace lo mismo contra el movimiento autonomista vazco, porque se dice que es la pantalla de ETA.

Con la ilegal detención de los 10 presidentes municipales michoacanos y 20 burócratas de medio pelo, Calderón esta poniendo en práctica esa tesis, que muy bien podría ubicarse como parte de la Ley Patriótica implantada por Busch contra los sospechosos de ser enemigos del american way life. Basta inventar la acusación de que alguien es narco, para detenerlo. O desde la aparición de la influenza porcina, nomás con la sospecha de que alguien es portador, para catear su domicilio, detenerlo y aislarlo para veriguar.
Como la realidad es que en México el narco es una verdadera industria y parte de la economía y la política oficial, que esta en todas las esferas del gobierno, no puede tomarse en serio la guerra de Calderón en su contra. Pues “desvincular” a los funcionarios del narco sería dejar al país sin gobernantes, ejercito, policía y hasta sin iglesias.
Los recientes golpes espectaculares y mediáticos de Calderón son una grotesca maniobra distractora para alcanzar el objetivo de:
· Establecer un estado de excepción a nivel nacional.
· Desmoralizar y atemorizar a la población.
· “Ganar” las elecciones del 5 de julio y lograr la mayoría panista en el Congreso para que se aprueben todas las reformas estructurales que sean necesarias para acabar de entregar las riquezas del país al capital y el imperio norteamericano.