jueves, octubre 04, 2018


Resultado de imagen para marcha del 2 de octubre 2018El espíritu del 68 sigue combativo en 2018

Tomás Oropeza Berumen

El recién pasado 2 de octubre, 50 años después del genocidio del PRI-gobierno para acabar con el movimiento estudiantil y popular de 1968, decenas de miles de estudiantes de todos los centros de educación superior y de las Normales rurales, junto a decenas de organizaciones populares tomaron las calles para realizar una manifestación y recordar a los mártires de 2 de Octubre.

Pero no solo para recordar, sino también para exigir Educación pública y gratuita para todos los jóvenes mexicanos. Castigo a los responsables de la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa; desaparición de los grupos de porros en la UNAM, y democratización de la misma así como un NO a la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Cdmx y un alto a los feminicidios. Miles de estudiantes, profesores y trabajadores de la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Pedagógica, la Universidad Autónoma Metropolitana, la Ciudad de México, Normales rurales, Universidad de Guadalajara y hasta del Tec. de Monterrey marcharon lentamente desde la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco por la antigua avenida San Juan de Letrán como un río que no tiene suficiente espacio hacia el Zócalo. En el lento caminar de una juventud y un pueblo que exige soluciones al estilo plebeyo. Lejos de las Cámaras de Diputados y Senadores dónde también se recordó y se hicieron declaraciones pero del castigo a los responsables nada se dijo.

FUE EL ESTADO decía una de las mantas. Por Qué nos asesinan, si somos la esperanza de América Latina, exclamaban los chavos de la facultad de Química. Fuera porros de la UNAM, exigían muchos más.

Justicia! justicia!  Gritaban mientras corrían muchachas y chavos. Tal vez hijos o hasta nietos de los que hace 50 se levantaron contra el autoritarismo de un Estado cuya naturaleza de clase no ha cambiado.

NO NOS HAN VENCIDO, asentó Félix Hernández  Gamundi ex miembro del Consejo Nacional de Huelga del 68,  “Apenas estamos comenzando” ante miles de personas que llegaron a la gran plancha corazón del país, frente a los símbolos del poder burgués: la Catedral y el Palacio Nacional. Con la bandera nacional a media asta.

Está lucha es una larga marcha de un pueblo que no se va a conformar con cambios cosméticos. Y que no olvida ni perdona a los que ordenaron y cometieron la masacre del 2 de octubre ni las de Aguas Blancas, Tlatlaya, y muchas otras que ha convertido a México en el país de la impunidad.

Hoy vivimos tiempos de efervescencia social porque la juventud que asiste a los centros de educación media y superior está harta de tanta injusticia y falta de expectativas. Los profesores asfixiados por una reforma educativa que el nuevo gobierno quiere dejar solo maquillada. Los pueblos originarios del Valle de México amenazados por el megaproyecto de muerte que significa el Nuevo Aeropuerto de la CDMX van a defender su derecho a la vida y la madre tierra. Y los pueblos originarios van a defender sus recursos naturales ante los proyectos de las trasnacionales capitalistas que con el apoyo del Estado han avanzado destruyendo todo a su paso. 

Pero hoy algo grande y poderoso se está gestando en el subsuelo de este país. La derrota de del PRI y sus aliados es sólo la punta  del iceberg.

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