domingo, septiembre 16, 2018


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Qué ha cambiado desde el 68?

Tomás Oropeza Berumen
Hace 50 años cuando los estudiantes del IPN y la UNAM se rebelaron contra el autoritarismo del PRI gobierno, México era un país capitalista subdesarrollado y dependiente de Estados Unidos. Hoy día lo es en un grado mayor, pues incluso está considerado dentro del área de seguridad de la gran potencia imperial en decadencia.
En ese entonces el país estaba dividido en capitalistas dueños de casi todas las riquezas y obreros, campesinos, estudiantes pobres y otros sectores oprimidos. Hoy el número de desposeídos de todo medio de producción es mayor porque el capitalismo avanza despojando a los pueblos de sus bosques, ríos y territorios. A ese proceso le llaman Acumulación capitalista por despojo. El capitalismo, que es el modo de producción dominante en México es parte de un sistema mundial de explotación de cientos de millones de hombres y mujeres.
En nuestro país el partido que representaba los intereses de un sector de la clase capitalista “nacional” e internacional, el PRI y sus aliados, dejó de ser útil al sistema y fue derrotado en las elecciones federales del 1 de julio en la que votó poco más del 30 por ciento del padrón electoral por el candidato de Morena, un mazacote político integrado por ex priistas, ex perredistas, panistas arrepentidos y narcotraficantes. Aglutinados en torno a Andrés Manuel Lopez Obrador (AMLO) un ex priísta y ex perredista que con un programa supuestamente antineoliberal dice que emprenderá la Cuarta transformación del país.

Los mexicanos que votaron por él, más que por Morena, lo hicieron porque prometió lo que demandaban diversos sectores sociales en lucha: Abrogar la reforma educativa; cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad  de México (NAICM); revertir la reforma energética para que el petróleo beneficie al pueblo de México; terminar con la guerra contra el narco iniciada por Calderón y meter al ejército a los cuarteles, etc.
Aunque faltan 3 meses para que tome posesión del Ejecutivo, en los hechos ya se ha constituido en un poder de facto que interviene en las negociaciones del TLC, y realizará una consulta nacional vinculante sobre el NAICM, además de anunciar que “plantara millones de árboles frutales y maderables en el sureste del país” y construirá el Tren maya todo esto en tierras de pueblos originarios, sin que medie ninguna consulta a quienes viven desde siempre en esos territorios ni al resto de mexicanos.
Es claro que todo hace pensar que las promesas de campaña quedarán en eso.
Pues hasta ahora no ha recibido a los miembros del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra que se oponen desde hace 18 años a la construcción del Aeropuerto que originalmente es un proyecto del gobierno de Vicente Fox.

En campaña Amlo esgrimió la consigna de Primero los pobres por el bien de México, pero en los hechos con quiénes se ha reunido y acordado ha sido con los grandes capitalistas con los que mantiene, en palabras del empresario transnacional Alfonso Romo, ex amigo de Fox, una luna de miel. Primero los ricos, parece que esa es su divisa actual.
En 1968 los estudiantes exigían la solución de su pliego petitorio de 6 Puntos: Abrogación del artículo 145 bis que legitimaba la represión. Hoy existe la Ley de Seguridad Interior, que le permite al Ejecutivo establecer el estado de excepción y el control por el ejército sobre la sociedad.
En el 68 se exigía desaparición del cuerpo de granaderos. Hoy esa agrupación cuenta con enormes recursos para reprimir manifestaciones. Y el Ejército y la Marina siguen en la calle implementando la guerra contra las drogas por mandato de Estados Unidos y con el apoyo de López Obrador, quién sentenció que no se les puede sustituir por la policía, porque es corrupta. Aunque todos sabemos que el Ejército viola los derechos humanos todos los días. Así ocurrió en Cd. Juárez, Chihuahua.

Otro punto del pliego petitorio del 68 era castigo a los responsables de la represión. Sigue pendiente. El presidente Gustavo Díaz Ordaz murió hace mucho  y su secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez presidente de la República durante los años de la guerra sucia pronto morirá en su lecho por vejez pero nunca se le castigó ni a él ni a ninguno de los que masacraron a pueblo y estudiantes.
Y como lo vimos el 3 de septiembre hoy los grupos de golpeadores al servicio de los jerarcas en las universidades y el IPN actúa con total impunidad para amedrentar y desorganizar a los estudiantes por medio de ataques planeados desde el mismo gobierno de las universidades y del Estado, que continúa en manos de los mismos enemigos del pueblo que ordenaron la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.


Hoy, como entonces, es necesaria la organización independiente de los estudiantes, obreros, pueblos indios y campesinos con un programa revolucionario para lucha por el socialismo.

10 de septiembre 2018



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