miércoles, octubre 22, 2008


Elecciones estadounidenses

El miedo al voto popular

Óscar Enrique Ornelas

México, 22.10.08.- Quienes crean que las elecciones estadounidenses son un modelo de limpieza y democracia están totalmente equivocados. Además de fundarse en un enredado modelo de elección indirecta donde el voto popular puede darle la victoria a un candidato y los colegios electorales arrebatársela, los comicios de Estados Unidos están plagados de trucos. El PRI no inventó nada. Desde siempre, en las elecciones gringas aparecen todos los trucos habidos y por haber. Las casillas zapato, el rasurado del padrón, el carrusel de votos, la compra de los mismos, el ratón loco y diversas formas de inhibir la participación electoral de la ciudadanía, principalmente de los pobres (21 de cada 100 estadounidenses) y de los afrodescendientes –que prácticamente son los mismos--, entre otros trucos.

Precisamente, una de las polémicas que envuelven ahora la elección gringa es el de los nuevos votantes organizados por ACORN, la Asociación de Organizaciones Comunitarias por una Reforma Inmediata, que se ha convertido en el enemigo predilecto de la derecha. El sitio web de ACORN comunica que “el electorado no refleja la población de Estados Unidos de América. Tiene una proporción más elevada de personas blancas, mayores, con más alto nivel de estudios y de ingresos que la ciudadanía en su conjunto.”

Todos los comentaristas y personeros de la derecha republicana, comenzando por el propio John McCain, se han unido contra ACORN lanzando acusaciones de fraude electoral. Se dice por ejemplo que en las listas de nuevos votantes aparece Mickey Mouse y otros personajes inexistentes. El gran problema es que Estados Unidos no tiene un IFE y las únicas identificaciones válidas son los pasaportes y las licencias de manejar, documentos de los que carecen muchos de los votantes.

Bertha Lewis, responsable de ACORN, dijo en entrevista con la periodista Amy Goodman que su grupo se encarga de organizar a personas de bajos y medianos ingresos en general. Se trata de gente que fue privada del derecho a participar en el proceso electoral. Son 1.3 millones de nuevos votantes en todo Estados Unidos que ya causaron pánico a en el equipo de McCain.

Por otra parte, a los trucos electorales, se agrega el problema de las maquinas de voto electrónico que, según distintos reportes periodísticos, pueden alterar el resultado de la votación debido a errores u omisiones.

Según informa la agencia de noticias Democracy Now!, la votación anticipada para la elección presidencial comenzó en algunos estados y ya se están suscitando problemas. En West Virginia, votantes de al menos dos condados que usaron máquinas para votar con pantallas táctiles dijeron que sus votos al Partido Demócrata habían sido cambiados al Partido Republicano. Seis votantes de los condados de Jackson y Putnam informaron que habían tenido este problema. En ambos condados la supervisión de las elecciones está a cargo de los republicanos. Una votante, la enfermera retirada Shelba Ketchum, dijo: “Toqué Obama y salió McCain. Estoy realmente preocupada por eso. Si gana McCain, había algo mal en estas máquinas.” Los funcionarios electorales culparon a los votantes por no ser más cuidadosos. En ambos condados se utilizan máquinas fabricadas por Election Systems & Software.

En Carolina del Norte, más de 200 mil residentes ya emitieron sus votos en la elección anticipada. El domingo, un grupo de partidarios de John McCain de Fayateville interrumpió y hostigó a un grupo de partidarios mayoritariamente negros de Barack Obama cuando éstos procedían a votar. El Washington Times informó que los partidarios de McCain se burlaron de los votantes mientras éstos se dirigían al lugar de votación. El sitio web Facing South informa que los partidarios de McCain probablemente hayan infringido la Ley de Derechos Electorales de 1964 que prohíbe intimidar o amenazar a una persona cuando vota o intentar votar. Ese mismo día, en Fayateville, Carolina del Norte, 30 personas informaron que luego de asistir a una concentración de Obama, descubrieron que sus neumáticos habían sido tasajeados.

De acuerdo con nuestra corresponsal en Nueva York, a quien identificaremos como MHDT, una multitud de activistas de izquierda se ha volcado a apoyar a Obama, considerándolo el mal menor. No es que crean --como aquí en México ciertos partidarios del ex priista AMLO-- que el candidato demócrata sea de izquierda –su neoliberalismo es claro—pero piensan que la situación está que arde y es mejor votar por el menos malo. Lo que se observa en Nueva York, dice MHDT, es que a la gente común no parece preocuparle la crisis financiera. Al final de cuentas no tienen acciones en la bolsa ni han comprado casas, como sí ocurre en Florida y California. Lo que les preocupa en lo inmediato es sacarse de encima a los republicanos. Los activistas pro Obama observan una situación muy violenta. Barrios residenciales enteros ostentan fotos de McCain a diestra y siniestra pero muchos de sus residentes dicen haber sido amenazados. No es casual tampoco que Bush haya sacado al ejército a las calles, como informamos en un despacho anterior.

La imperfecta democracia electoral estadounidense viene desde los orígenes de ese país como nación independiente. Como lo demuestra el historiador británico, católico y nada izquierdista, Paul Johnson --autor del libro intitulado Nacimiento del mundo moderno--, los padres fundadores de Estados Unidos desconfiaban de la democracia electoral y del sistema democrático de partidos. Por eso se las arreglaron para que las elecciones fueran indirectas, producto de las decisiones de un grupo de notables y terratenientes –como el propio George Washington, propietario de esclavos—que se pasaban la presidencia unos a otros. Darle el poder del voto al populacho era un error garrafal que arruinaría a Estados Unidos, pensaban.

La cosa cambió en las elecciones de 1828 cuando la campaña del populista general Andrew Jackson logró que se tomara en cuenta el voto popular directo, aunque permaneció, como ya se dijo, un sistema indirecto de votaciones.

Con su aureola de héroes –que utilizaría después para atacar a los indios y desplazarlos de su territorio, Jackson llegó a la Casa Blanca en medio de una de las campañas más sucias de que se tenga memoria en la historia estadounidense. Los pasquines --antecesores de los programas de televisión actuales llenos de diatribas que se transmiten por Fox e incluso CNN—lanzaban acusaciones contra la esposa de Jackson acusándola de adulterio. La pobre señora murió de la impresión y Jackson jamás se lo perdonó al presidente Quincy Adams quien, a su vez, fue acusado por los pasquines de Jackson de entregar bellas muchachas estadounidenses al zar de Rusia, cuando el mandatario fue embajador en Moscú.

Pese a la oposición de la elite, Andrew Jackson llegó a la Casa Blanca. El populacho que lo seguía entró a los salones y se subió en las caras sillas con las botas enlodadas. Había incluso afrodescendientes. Los criados de la residencia presidencial empezaron a servir bebidas en los jardines. Sólo así lograron sacar al populacho de los salones. El general Jackson prefirió no estar presente y se salió por una ventana. Cuentan que se fue a comer un buen bistec. Curiosamente, al ganar las elecciones en Bolivia, Evo Morales hizo algo parecido. Le prepararon un festín donde se comieron chuletitas con yajua (una salsa de chile) regadas con una choleada (cerveza mezclada con coca-cola).

La pregunta es si estas elecciones gringas acabarán tan pacíficamente como acabaron las bolivianas de Evo. La violencia parece estar a la vuelta de la esquina.

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