martes, octubre 18, 2016


http://www.neoteo.com/wp-content/uploads/2014/04/logo110.jpg  ALUCINACIONES

Tomás Oropeza Berumen


En México para ser titulares de las secretarías de Hacienda, Economía o cualquier otra relacionada con la economía, es suficiente con formar parte del club de amigos del presidente en turno y aplicar puntualmente las “recomendaciones” del Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), organismos donde Estados Unidos es el socio mayoritario y mandamás indiscutible.
Tal es el caso del actual secretario de Hacienda, José Antonio Meade, quien  relevó a Luis Videgaray de ese cargo a raíz de que se descubrió que él fraguó la visita de Donald Tromp, el candidato republicano a la presidencia de EE.UU obsesionado en construir un muro para impedirnos a los mexicanos visitar el territorio gringo para escapar de la pobreza del México subdesarrollado y dependiente.
Meade, el nuevo delfín de Peña Nieto, parece vivir en una realidad paralela al México real, donde la miseria aumenta todos los días, como el número de desaparecidos que ya superó los 28 mil que mencionó Gerard Waters en su memorable concierto en el zócalo el pasado 1° de Octubre, para recordarle al inquilino del Palacio Nacional que el “mundo lo está observando” porque tampoco ha hecho nada por los 43 estudiantes de Ayotzinapa, víctimas de desaparición forzada el 26 de septiembre del 2014.
En una entrevista para el diario La Jornada (06.X.016)  Meade sostuvo que el país está muy lejos de una crisis financiera y que los efectos de las reformas privatizadoras se miran en las calles; que a México le va a ir bien, y bla, bla, bla.
Decir esto cuando todo mundo sabe que la deuda pública del gobierno equivale al 50 por ciento de lo que produce en un año el país (PIB); cuando el dólar se mantiene alrededor de los 20 pesos; que hay millones de jóvenes sin acceso a un trabajo o escuela según la OCDE; o mientras el petróleo bajo un día sí y otro también es de risa loca.
¿Y los recortes al gasto público para el año entrante por 239 mil 700 millones de pesos, no dejarán sin empleo a miles de trabajadores?
El panorama para lo que resta del año y el que viene es tan oscuro que hasta el secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete estima que unos 10 millones de trabajadores padecen de precariedad laboral y salarios de miseria y que han perdido en cuatro décadas 75 por ciento de su poder adquisitivo.
Visiones fumadas como las de Meade no convencen a nadie, basta echarle un ojo al estudio del INEGI sobre la caída de la confianza de los mexicanos en la economía, que nos dice que en el año transcurrido de septiembre del 2015 a septiembre de 2016 ésta cayó casi 7 por ciento.
Lo que se vive en las calles, el metro, mercados, plazas y sitios a donde nunca se asoman los señoritos del entorno Peña Nieto no tiene nada que ver con sus alucinantes apreciaciones.
Abajo se vive en el desempleo, pobreza, violencia y falta de oportunidades, pero también se va gestando, a pesar de las campañas de mentiras de prensa, radio y televisión y del conformismo de la izquierda domesticada, la conciencia de la necesidad de un cambio social, que vaya más allá de llevar al poder a un candidato (a) de la burguesía el 2018.




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