LA CRISIS CAPITALISTA Y LA LUCHA DE CLASES
Tomás Oropeza
La adversa situación económica que vive el país este inicio
de 2016 es un momento del proceso de recesión
económica que está agudizando la crisis del capitalismo a escala mundial, que
sin duda habrá de provocar una marejada mundial de luchas sociales, contra el modo de
producción capitalista, en búsqueda de un cambio de las relaciones sociales de
producción.
Los motores que le imprimen dinamismo al sistema económico
están semi paralizados. El crecimiento
de la economía China disminuyó a
6.9% (en 2007 era de 14.2 %); la eurozona sigue estancada - Francia decretó
recientemente un estado de emergencia económico- y las repercusiones en los llamados países
emergentes (Brasil, México, Venezuela, Argentina, Bolivia, Chile, etc.) que no son otra cosa más que países
dependientes y subdesarrollados, exportadores de materias primas y mano de obra
barata se están sintiendo, generando una serie de crisis económicas, sociales y
políticas a su interior.
En México la abrupta caída en el precio del barril de
petróleo (83%) (en junio del 2014
costaba 102.41 dólares y en enero de
2016 se cotizaba en 18.90 dólares)
y la ininterrumpida devaluación
del peso frente al dólar (en 2012 costaba 12.60 pesos y a poco más de tres años
del gobierno de EPN, subió hasta 18.30
pesos) han desquiciado la
economía y las perspectivas de mejorar las condiciones de vida de más de 54
millones de mexicanos que viven en la pobreza
están canceladas en el largo plazo. Y por el contrario, esa cifra aumentará por la política
económica neoliberal que no hace otra cosa sino agudizar las tendencias del
capitalismo hacia la concentración de la riqueza y la pauperización absoluta de
la población. Hace unos días se anunció que 10 mil trabajadores de PEMEX serán
despedidos de esa empresa en declive, sumando a esa cifra 15 mil burócratas que
también serán cesados.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(Cepal) el año pasado la economía mundial creció tan sólo 2.4 % y para este año
se pronostica un magro 2.9%.
En esta crisis económica global miles de trabajadores están
perdiendo sus empleos, los desempleados
lo seguirán siendo durante muchos años más, y millones de hombres y mujeres
están siendo lanzados a la miseria. Sin embargo, al mismo tiempo este proceso
está acelerando la concentración y centralización de la riqueza en manos de un
pequeñísimo grupo de archimillonarios.
Prueba de ello son los datos que proporcionó hace unas
semanas Oxfam, una organización humanitaria, cuyo estudio Gobernar para las élites, secuestro
democrático y desigualdad económica,
reporta que casi la mitad de la riqueza mundial se halla concentrada en
tan sólo el 1 % de la población poseedora de una riqueza equivalente a 110 billones
de dólares.
A esta situación de injusticia inaceptable se ha llegado
gracias al apoyo brindado por los Estados de los distintos países, a los capitalistas “nacionales” y a las
corporaciones multinacionales. Y la única manera de cambiar esta situación es
mediante la lucha de clases. Lucha que tiene que organizarse, que no va a
estallar espontáneamente, que debe ser preparada pacientemente por quienes
estén dispuestos a luchar por un mundo sin explotadores.
Esa lucha jamás la van a organizar los partidos políticos de
la izquierda domesticada, PRD, PT, etc.,
porque ellos son parte del sistema. Le temen a la organización independiente de
los trabajadores y campesinos. A estos los ven como simples votantes para sus
elecciones fraudulentas. Como un rebaño sin voluntad propia y sin programa
político de clase.
Por la traición de esa seudo izquierda el PRI y el PAN, han
podido avanzar imponiendo casi todo el programa del capital: las reformas
estructurales para despojar al pueblo mexicano y de ese modo acelerar la
acumulación, mediante el despojo del petróleo, la tierra, los bosques, ríos,
mares, los fondos para el retiro, el sistema educativo, de salud, el agua, etc.
para entregarlos al capital.
Desde hace tres décadas el narco Estado mexicano ha
recurrido a una verdadera guerra contra el pueblo. Con el falso combate a las
drogas y la delincuencia organizada logró generar miedo, desapareciendo a más
de 26 mil personas, asesinando y encarcelando a decenas de miles.
Criminalizando a los sectores del pueblo que se oponen a su proyecto, como el
magisterio y los estudiantes de las normales rurales.
La única manera de remontar esta situación es mediante la
generación de una conciencia de clase, revolucionaria, anticapitalista. Conciencia, organización y capacidad de lucha
que sólo puede emanar de la lucha de clases, la reflexión y el estudio de las
obras de Carlos Marx, Lenin, Ricardo Flores Magón, el Che Guevara, Mao, Trotsky
y los más recientes avances del marxismo revolucionario.
No se parte de cero. En México hay mucha experiencia en la lucha de todo tipo contra los
explotadores. Analizar esas experiencias del pueblo mexicano, las causas de su
derrota y de sus victorias, para aprender
y no seguir cometiendo los mismos errores.
Urge comenzar, defendiendo los bienes comunes de los
mexicanos, luchando por aumentos salariales, organizar huelgas obreras, toma de
tierras, creando autodefensas populares, generar discusión y lucha ideológica
en los centros de estudio, en las fábricas, en las colonias, ejidos, etc.
Apoyando la prensa obrera y popular, o creando publicaciones
que denuncien las injusticias que a diario se cometen contra el pueblo,
convocando a la organización desde abajo, independiente del Estado, del
gobierno y de los partidos políticos traidores.
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