domingo, mayo 04, 2008



OBREROS DE OCOTLAN DISPUESTOS TOMAR EN SUS MANOS LA EMPRESA TEXTIL

Por: María Teresa Gordillo Espinosa

Dicen que la verdad depende del color con el cristal que se mira. Pero en el caso del empresario Isaac Saba Raffoul, no cabe la menor duda de que además de ser uno de los hombres más ricos de México, se quiere pasar de listo con el apoyo de las autoridades del Trabajo para no pagarle a los textileros de Ocotlán lo que les corresponde.

Saba Raffoul posee 1.8 billones de dólares. Capitalista multifacético, abastecedor de productos textiles a todo el país, distribuidor de productos farmacéuticos, de “belleza”, de consumo, de bienes y raíces en la rama turística con hoteles Marrito en Cancún y Puerto Vallarta, y que igualmente forma parte del grupo Xtra, en los medios de comunicación, mantiene una alianza con General Electric, y también es presidente del Consejo de Administración en la empresa Casa Saba, dice no contar con recursos económico y estar en quiebra.

Tomando en consideración los datos registrados por la Revista CNN EXPANSIÓN y la Revista Forbes, únicamente la empresa Casa Saba registro ventas en el 2006 por 23 mil 601 millones de pesos y en el primer trimestre de 2007 un crecimiento de 2.7 % para alcanzar los 5 mil 853 millones de pesos.

Otros sectores realizables que se encuentran en crecimiento son la petroquímica el turismo, los inmuebles y los servicios financieros. Este es el perfil económico y financiero del personaje que dice no contar con capacidad monetaria para seguir conservando la fábrica y pagar la liquidación que conforme a la LFT correspondería a sus obreros.

Con estos datos se esta demostrado que los argumentos de este pobre anciano son falsos al objetar que la quiebra económica es una artimaña patronal para cerrar injustificadamente la industria Textil, Confección, Similares y Conexos de la República Mexicana, ya que, señala no es rentable por culpa del contrabando. El empresario tiene pérdidas importantes en su planta de Ocotlán y no esta dispuesto a reabrirla ni hacer inversiones. Puesto que, vender fayuca es mejor negocio que fabricar ropa, porque el 60 % del mercado de prendas de vestir en México corresponden a mercancías de contrabando. “Cuando se termine con el contrabando se reabrirla la empresa” les dijo a los obreros de la industria textil, pero por supuesto esto es como pedirle peras al olmo.

Desde el 9 de mayo, ya casi a un año de huelga sin percibir ningún salario, los 460 trabajadores que laboraban en la empresa están sufriendo las violaciones a sus derechos laborales y sindicales, pero ni la represión económica ni las amenazas han logrado doblegarlos y siguen peleando sus derechos conforme a la ley, ya que existen trabajadores que tienen más de 30 años de antigüedad y que se enfrentan a una realidad de desempleo pobreza y hambre.

En diversas acciones de protesta, entre ellas la huelga que fue declarada legal por las autoridades laborales federales; siguen en pie de lucha por rescatar su fuente de trabajo: Tres puntos de demanda que han exigido desde que estalló la huelga: La reapertura de la empresa, o el pago de indemnizaciones, que ascienden a más de 200 millones de pesos, informo el secretario General de la Sección 8 del sindicato de la industria textil, pero si no existe dinero para la reapertura se las conceda que ellos la pongan en marcha. Y el pago conforme a la ley de las indemnizaciones a cada uno de los trabajadores.

Por otra parte, Ernesto Espinosa Guarro, Secretario del Trabajo en la Entidad sostuvo que lo que solicitan los trabajadores de la Industria Ocotlán son cantidades extremas, refiriéndose a los 200 millones de pesos que exigen los obreros por una liquidación justa y que por ley les corresponde, pero le parece poco el donativo que fue recibido por el hipócrita Cardenal Sandoval Iñiguez, quien nunca se preocupa por los problemas de los obreros y mucho menos de los pobres.

El piadoso gobernador Emilio González Márquez, quien se ha vuelto mundialmente famoso por su bondad al entregarle a la jerarquía de la iglesia católica más de 90 millones de pesos para la construcción de un templo en memoria de los cristeros, atendió a los representantes sindicales y se comprometió a ayudarlos pero no dijo cuando.

Por su parte los trabajadores le entregaron un documento en donde señalan que la empresa está violando sus derechos a la libertad sindical, y le solicitan su intervención nuevamente en este asunto, pues hasta la fecha no han recibido ninguna ayuda política y menos económica del presupuesto público para solucionar este conflicto.

¿Qué pueden esperar los trabajadores de ese gobernador panista? ¿O del secretario del Trabajo Javier Lozano Alarcón? Nada.

Sólo deben confiar en sus propias fuerzas y en lograr apoyo de otros sectores de la clase proletaria y sus aliados, los campesinos, amas de casa, estudiantes.

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