martes, febrero 02, 2010
SUEÑOS DE OPIO
Tomás Oropeza Berumen
México, 31.01.010.- Las eminencias del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) siguen causando daños irreparables a la economía mexicana para favorecer al capital (nativo y extranjero). Un día sí y otro también anuncian como realidades sus sueños de opio.
En el Foro Económico Mundial realizado en Davos, Suiza, Felipe Calderón siguió con su cantaleta de que la crisis ya esta en vías de superación. Por su parte el ex secretario de Hacienda y ahora presidente del Banco de México, Agustín Carstens, nos habla de que “la recuperación de la economía mexicana es vigorosa” y Guillermo Ortiz Martínez, hasta hace unas semanas gobernador del Banco de México y hoy profesor del ITAM también pronostica un crecimiento del Producto Interno Bruto hasta el 4 por ciento, aunque advierte que ello dependerá de lo que suceda en Estados Unidos cuyo PIB descendió 2.5 por ciento el año pasado; más del 55 por ciento de los ciudadanos ya están hartos de Barack Obama y la ultraderecha republicana ha recuperado terreno en la cúpula imperial.
Lo que sí es cierto es que la caída de 7.1 por ciento de la economía mexicana ha sido la más pronunciada en 75 años y que es la que tuvo el mayor hundimiento en todo el continente Americano, en donde hasta países tan pobres como Haití (antes del terremoto) tuvieron un avance.
Ahora México está por debajo de la línea de flotación junto con Jamaica cuya economía cayó 3.7 puntos porcentuales y Paraguay, con menos 3.8 por ciento. Mientras que países donde se esta recuperando la soberanía popular como Bolivia y Uruguay, crecieron 2.6 por ciento y 1.3 por ciento, respectivamente.
Otra hazaña de Calderón y su gabinete económico de Chicago Boys es el crecimiento en 54.2 por ciento de la deuda pública que en los tres años de la presidencia de facto pasó de 1 billón 980 mil 247.7 millones de pesos a 3 billones 55 mil 177.5 millones de pesos.
Otros datos que hablan de cómo están las cosas son los problemas que 28.5 millones de personas y empresas están atravesando, el 15 por ciento de 190 millones de créditos personales y empresariales que se hayan registrados en el Buró de Crédito y el Círculo de Crédito. Y la caída de las remesas en 2009 un 15.4 por ciento respecto al 2008, al pasar de 25 mil 137 millones de dólares a 21 mil 181.17 millones de dólares.
O que el precio de la canasta de los alimentos básicos que deberían consumir los trabajadores para mantenerse sanos junto con su prole se ha incrementado 75 por ciento en los tres años del fecalato; mientras que el salario sólo aumentó 17 por ciento, al pasar su costo diario de 48.67 (en diciembre del 2006) a 57.46 pesos en enero de este año, según reporte del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía (CAM).
¿Qué pueden decir los neoliberales o los “científicos” del régimen neoporfirista que padece el país, si viven lejos de lo que ocurre en las fábricas, campos agrícolas y barrios de obreros, de la chusma? Nada saben de los cambios moleculares e invisibles que se están produciendo y que apuntan hacia una rebelión social a la que por ahora le falta un programa revolucionario.
Tal vez por eso no les importa las consecuencias de incrementar más del 18 por ciento el costo de la energía eléctrica de uso industrial, medida que repercutirá en un aumento de los precios de todos los bienes y servicios, deprimiendo más aún el mercado interno mexicano y restándole competitividad a los capitalistas “mexicanos”.
Para el gobierno fascista de Calderón se trata de abatir costos rebajando áun más los salarios, destruyendo los contratos colectivos para cancelar las prestaciones a los trabajadores. Se busca a través de la reforma laboral anunciada por el secretario del Trabajo Javier Lozano, de crear las condiciones para una mayor explotación de los trabajadores.
Calderón fue a Davos a promover ese proyecto y a ofrecerle a las compañías trasnacionales petroleras el oro negro mexicano. En sus encerronas con los directivos de British Petroleum; Royal Deutch Shell, Statoil, Total y ENI, compañías que metieron las manos en la elaboración de la reforma a PEMEX aprobada por PRI, PAN y PRD en octubre del 2008.
Todo parece indicar que este año el pueblo mexicano tendrá que conmemorar la Independencia y la Revolución Mexicana con una nueva insurgencia. Esta ya comenzó con la gran manifestación obrera, campesina, estudiantil y popular del viernes 29 de enero que demandó la renuncia de Calderón; un cambio de la política económica neoliberal por una que sí atienda las necesidades populares. Una vez más se comienza a registrar en el país un ascenso de la lucha social por un cambio económico y político a pesar del oportunismo de la izquierda oficial que pronto será desbordada, no lo dudemos.
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