Qué
ha cambiado desde el 68?
Tomás
Oropeza Berumen
Hace
50 años cuando los estudiantes del IPN y la UNAM se rebelaron contra
el autoritarismo del PRI gobierno, México era un país capitalista
subdesarrollado y dependiente de Estados Unidos. Hoy día lo es en un
grado mayor, pues incluso está considerado dentro del área de
seguridad de la gran potencia imperial en decadencia.
En
ese entonces el país estaba dividido en capitalistas dueños de
casi todas las riquezas y obreros, campesinos, estudiantes pobres y
otros sectores oprimidos. Hoy el número de desposeídos de todo
medio de producción es mayor porque el capitalismo avanza despojando
a los pueblos de sus bosques, ríos y territorios. A ese proceso le
llaman Acumulación capitalista por despojo. El capitalismo, que es
el modo de producción dominante en México es parte de un sistema
mundial de explotación de cientos de millones de hombres y mujeres.
En
nuestro país el partido que representaba los intereses de un sector
de la clase capitalista “nacional” e internacional, el PRI y sus
aliados, dejó de ser útil al sistema y fue derrotado en las
elecciones federales del 1 de julio en la que votó poco más del 30
por ciento del padrón electoral por el candidato de Morena, un
mazacote político integrado por ex priistas, ex perredistas,
panistas arrepentidos y narcotraficantes. Aglutinados en torno a
Andrés Manuel Lopez Obrador (AMLO) un ex priísta y ex perredista
que con un programa supuestamente antineoliberal dice que emprenderá
la Cuarta transformación del país.
Los
mexicanos que votaron por él, más que por Morena, lo hicieron
porque prometió lo que demandaban diversos sectores sociales en
lucha: Abrogar la reforma educativa; cancelar la construcción del
Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM);
revertir la reforma energética para que el petróleo beneficie al
pueblo de México; terminar con la guerra contra el narco iniciada
por Calderón y meter al ejército a los cuarteles, etc.
Aunque
faltan 3 meses para que tome posesión del Ejecutivo, en los hechos
ya se ha constituido en un poder de facto que interviene en las
negociaciones del TLC, y realizará una consulta nacional vinculante
sobre el NAICM, además de anunciar que “plantara millones de
árboles frutales y maderables en
el sureste del país”
y construirá el Tren maya todo esto en tierras de pueblos
originarios, sin que medie ninguna consulta a quienes viven desde
siempre en esos territorios ni al resto de mexicanos.
Es
claro que todo hace pensar que las promesas de campaña quedarán en
eso.
Pues
hasta ahora no ha recibido a los miembros del Frente de Pueblos en
Defensa de la Tierra que se oponen desde hace 18 años a la
construcción del Aeropuerto que originalmente es un proyecto del
gobierno de Vicente Fox.
En
campaña Amlo esgrimió la consigna de Primero los pobres por el bien
de México, pero en los hechos con quiénes se ha reunido y acordado
ha sido con los grandes capitalistas con los que mantiene, en
palabras del empresario transnacional Alfonso Romo, ex amigo de Fox,
una luna de miel. Primero los ricos, parece que esa es su divisa
actual.
En
1968 los estudiantes exigían la solución de su pliego petitorio de
6 Puntos: Abrogación del artículo 145 bis que legitimaba la
represión. Hoy existe la Ley de Seguridad Interior, que le permite
al Ejecutivo establecer el estado de excepción y el control por el
ejército sobre la sociedad.
En
el 68 se exigía desaparición del cuerpo de granaderos. Hoy esa
agrupación cuenta con enormes recursos para reprimir
manifestaciones. Y el Ejército y la Marina siguen en la calle
implementando la guerra contra las drogas por mandato de Estados
Unidos y con el apoyo de López Obrador, quién sentenció que no se
les puede sustituir por la policía, porque es corrupta. Aunque
todos sabemos que el Ejército viola los derechos humanos todos los
días. Así ocurrió en Cd. Juárez, Chihuahua.
Otro
punto del pliego petitorio del 68 era castigo a los responsables de
la represión. Sigue pendiente. El presidente Gustavo Díaz Ordaz
murió hace mucho y su secretario de Gobernación Luis
Echeverría Álvarez presidente de la República durante los años de
la guerra sucia pronto morirá en su lecho por vejez pero nunca se le
castigó ni a él ni a ninguno de los que masacraron a pueblo y
estudiantes.
Y
como lo vimos el 3 de septiembre hoy los grupos de golpeadores al
servicio de los jerarcas en las universidades y el IPN actúa con
total impunidad para amedrentar y desorganizar a los estudiantes por
medio de ataques planeados desde el mismo gobierno de las
universidades y del Estado, que continúa en manos de los mismos
enemigos del pueblo que ordenaron la desaparición forzada de los 43
estudiantes de Ayotzinapa.
Hoy,
como entonces, es necesaria la organización independiente de los
estudiantes, obreros, pueblos indios y campesinos con un programa
revolucionario para lucha por el socialismo.
10
de septiembre 2018