Tomás Oropeza
Corresponsal
México, 6 de septiembre.- Mientras los partidos políticos y la clase política desarrollan una intensa batalla, donde todo se vale, para lograr ser los candidatos de sus institutos a la presidencia del país, México vive de nueva cuenta un resurgimiento de la lucha entre la clase de los patrones y la de los trabajadores y -desde 1994- de los indígenas contra el gobierno en turno.
Hoy lo novedoso es que a raíz de la Sexta declaración de la selva Lacandona de los indígenas rebeldes del estado de Chiapas, organizados en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), la lucha contra el capitalismo ha dejado de ser patrimonio de unos cuantos para transformarse en el programa que se esta comenzando a construir desde abajo y desde la izquierda con los asalariados, desempleados, campesinos, estudiantes y etc.
En el vetusto Partido Revolucionario Institucional (PRI) se vive una lucha sin cuartel en tres bandos entre Roberto Madrazo, ex gobernador de Tabasco vinculado al ex presidente Carlos Salinas y la ex secretaria general del tricolor Elba Esther Gordillo (aliada del presidente Vicente Fox), lidereza del poderoso Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, y del primero contra el ex gobernador del estado de México Arturo Montiel, del grupo Atlacomulco.
Al interior del Partido Acción Nacional (PAN) la pelea es entre tres suspirantes a ser los abanderados de su partido a la presidencia: el ex secretario de Gobernación y delfín de Fox, Santiago Creel, contra Felipe Calderón Hinojosa, ex secretario de Energía y del ala doctrinaria del blanquiazul y de ambos contra el ex gobernador de Jalisco Alberto Cárdenas Jiménez.
En tanto que en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), aunque el ex jefe de Gobierno de la capital mexicana, Andrés Manuel López Obrador, parece no tener rival, sigue pendiente una definición clara del líder moral de ese partido, Cuauhtémoc Cárdenas, quien convocó a formar un gran frente de “izquierda” que lo podría postular a la silla presidencial para el 2006.
Por su parte los indígenas organizados en los Municipios Autónomos Rebeldes bajo la dirección del EZLN, al concluir la quinta reunión preparatoria de lo que han denominado “la otra campaña” mediante la cual piensan desarrollar una lucha contra el capitalismo, junto con todos los explotados del país en el largo plazo y de manera extraparlamentaria, llamaron a organizar zonas autónomas, es decir autogobernadas, en donde se pueda para crear una telaraña de redes de los de abajo y al margen del gobierno y sus políticos profesionales. Todo ello en la vía de construir un nuevo poder y una nueva Constitución Política para los mexicanos.
Si bien eso ya está en curso y será una batalla larga y prolongada, en lo inmediato se anuncia para este mes y octubre una serie de movilizaciones de los trabajadores mexicanos contra la pretensión de establecer impuestos a las prestaciones de que todavía gozan algunos segmentos de los asalariados: primas vacacionales, aguinaldos, hora extras, bonos, despensas, ayuda para transporte. Todas las cuales hasta la fecha han estado exentas de gravámenes y por ello el gobierno de Fox trata de cercenarlas.
La lucha será también de rechazo al intento de reformar la Ley Federal del Trabajo, para ponerla a tono con la de otros países y optimizar la explotación de los ya muy empobrecidos asalariados mexicanos.
En esa lucha se han unido los gángsteres del sindicalismo oficial del PRI, con los también mafiosos del sindicalismo “independiente” que cuenta en sus filas con diputados varios del PRD y que para controlar a los sindicatos no ha vacilado en utilizar los mismos métodos de los ya extintos Fidel Velásquez o Leonardo Rodríguez Alcaine, quienes controlaron los organismos laborales durante más de cuatro décadas.
En los centros laborales la cosa está tan grave que las espurias direcciones sindicales se están viendo obligadas a organizar la resistencia contra la política neoliberal de Fox.
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