Tomás Oropeza
México, 8 de septiembre.- La apertura indiscriminada y brutal de las fronteras a las mercancías e inversiones extranjeras, el establecimiento de una economía de maquiladoras y la privatización de las empresas del Estado, todas ellas medidas dictadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial a los gobiernos mexicanos desde hace 24 años, han hundido en la miseria a los mexicanos.
Según el reciente Informe sobre el desarrollo humano de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el desarrollo, México se halla en el sitio número 53 de desarrollo humano a nivel mundial y muy lejos del bienestar prometido por el presidente Vicente Fox durante su campaña presidencial hace 6 años.
Ni vocho, ni changarro ni tele, son una realidad para la inmensa mayoría de los mexicanos, quienes por el contrario han visto descender sus niveles y expectativas de vida, a grados tan deteriorados como los de varias naciones africanas como Malí.
Hoy países que antes estaban por debajo del nivel de México, tienen mayor bienestar que la mayoría de los mexicanos. Uruguay, Chile, Costa Rica, Barbados, Colombia, Panamá, Jordania y hasta la Palestina ocupada. Y el heroico pueblo de Viet Nam, que sufrió la agresión y devastación imperialista de Japón, Francia y Estados Unidos tiene hoy mejores niveles de bienestar.
La tesis marxista de la pauperización irreversible del proletariado y la tendencia a la concentración de la riqueza en una clase cada vez más pequeña parece confirmarse en México, pues según el citado reporte bastaría con quitarles a la quinta parte de los mega ricos sólo el 5 por ciento de sus fortunas para remediar la pobreza extrema que padecen 12 millones de personas.
Según el estudio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), mientras se registro un extraordinario crecimiento de las exportaciones entre 1990 y 2003 “el crecimiento económico per cápita en México promedió poco más de uno por ciento''. Y en ese lapso los salarios reales permanecieron estancados, el desempleo creció respecto del nivel que tenía a comienzos de los 90, la extrema pobreza disminuyó sólo levemente, mientras que la desigualdad aumentó.
En el sur del país la desigualdad sigue profundizándose pues en los estados de Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Quintana Roo y Yucatán la tasa de analfabetismo llega, en algunos casos hasta 20 por ciento, como en Chiapas y Guerrero.
Pero en los municipios predominantemente rurales y montañosos, la alfabetización es de 28 por ciento de la población, la mitad del nivel que registra Sudán.
Para la ONU México no podrá cumplir con la meta del milenio de reducir a la mitad la cifra de fallecimientos de niños menores de 5 años, aunque las causas de los decesos sean evitables.
Cabe señalar que en esas entidades la injusticia y miseria de los campesinos es tan grande que históricamente han sido la cuna de las guerrillas y del narcotráfico, así como de enormes flujos de seres humanos que emigran hacia el Norte en busca de empleo.
Pero mientras todo esto sucede la corrupta clase política agrupada en todos los partidos, grandes y pequeños, acaba de aprobar un aumento de los sueldos y prestaciones para los diputados, que se han despachado con la cuchara grande con un presupuesto para el 2006 que asciende a 4 mil 386 millones 821 mil pesos, de los cuales 586 millones serán destinados a la dieta (sueldos) de los legisladores, que con ello recibirán un aumento mensual de poco más de 28 mil pesos.
Incluyéndose por supuesto una buena porción para la sena navideña de esos señores que dicen representar al pueblo, ya que se destinan 167 millones 870 mil 864 pesos para el bono y el aguinaldo que recibirán al término de la 59 Legislatura.
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