sábado, julio 10, 2010
RUMBO AL DESASTRE
Tomás Oropeza Berumen
México, 10.07.010.- La situación económica, social y política del país sigue en picada:
Las inundaciones de varias entidades norteñas, Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila por el huracán Alex, han provocado que decenas de miles de familias hayan perdido lo poco que tenían. En el campo miles de hectáreas de cultivos se inundaron. Miles de empresas han desaparecido. Las maquinas, materias primas y talleres sufrieron daños. Para los pescadores, la contaminación provocada por la catástrofe de la empresa British Petroleum en el Golfo de México, así como para la población que consume productos marinos, los efectos serán desastrosos. Aumentarán la pobreza y el desempleo.
El crecimiento económico del país, será este año de 4.2 por ciento (el año pasado cayó 7 por ciento) y en 2011 descenderá porque en Estados Unidos habrá pasado el efecto de los megamillonarios estímulos ordenados por el presidente Barack Obama para salvar a los banqueros y estimular el consumo. El premio Nobel de Economía Paul Krugman, sostiene en su columna del New York Times que lo que sigue en la economía mundial es la depresión, como consecuencia de la desaceleración económica de E.U., China y Europa.
A dos años de la contienda entre los partidos políticos por la presidencia de la República se mantienen los mismos mecanismos e instituciones que hicieron posible el fraude electoral que llevó a Felipe Calderón a Los Pinos, de los que por cierto no dice ni media palabra Andrés Manuel López Obrador, a pesar de que esta semana anunció su decisión -que a nadie sorprendió- por llegar a la presidencia como candidato de alguna fuerza de izquierda. ¿El PRD que se unió al PAN o el PT que en Chihuahua se alió al PRI y en Durango al PAN?
Los golpes gubernamentales a los trabajadores, como el propinado esta semana a los electricistas utilizando como garrote a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La continuación de la matanza interminable a nombre de la guerra a la llamada delincuencia organizada, que desde diciembre del 2006 arroja un saldo de casi 23 mil muertes, según cifras oficiales.
El triunfo mayoritario del PRI o de priístas en las 12 elecciones estatales del domingo pasado, en las que el PRD desapareció de hecho al “aliarse” al derechista partido gubernamental.
Las ilusiones perdidas
La esperanza de miles de electricistas que durante diez meses pugnaron por revertir el decreto de liquidación de la paraestatal Compañía de Luz y Fuerza del Centro, fue defraudada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuyos integrantes de manera unánime y sin discusión declararon constitucional el cierre de esa empresa donde laboraban cerca de 45 mil hombres y mujeres integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
Decenas de movilizaciones, algunas entre las más grandes que se hayan realizado en el país; una huelga de hambre que ya supera los 75 días; apoyos internacionales de organizaciones laborales, etc. no surtieron efecto para que se respetara la Constitución Mexicana y se hiciera justicia, impidiendo la privatización de esa empresa cuya infraestructura se ha repartido entre la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y el duopolio Televisa y TV Azteca que se quedará con la fibra óptica para la explotación del cuádruple play (internet, tv por cable, telefonía fija y celular).
Ante esta situación la asamblea del SME resolvió demandar a la paraestatal CFE la contratación como patrón substituto, dado que subsiste la materia de trabajo y pasar a formas de lucha más contundentes. Cosa que está por verse, pues hasta ahora el movimiento no se ha apartado de la parsimonia legalóide, pese a que el gobierno ha demostrado reiteradamente que jueces y tribunales hacen lo que se les ordena y las leyes son torcidas siempre para proteger a los poderosos. La liberación de los 12 presos políticos de Atenco, ganada con la movilización popular, no alcanza para limpiar la imagen del desprestigiado tribunal.
El fallo de la SCJN no provocó, como debió haber ocurrido, un estallido de indignación social en apoyo a los electricistas, como tampoco pasó nada cuando esa pandilla de jueces venales resolvieron proteger a los responsables de la muerte de 49 niños de la Guardería ABC.
El daño a los trabajadores está hecho. El SME ha sido golpeado, dividido. El 70 por ciento de sus integrantes aceptaron la liquidación orillados por la necesidad. Otros 18 mil siguen resistiendo por recuperar el empleo. Es hora de apoyarlos decididamente. No están demandando imposibles, sólo que la CFE los contrate con su CCT. Algo factible.
Pero a juzgar por las recientes declaraciones del secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, “no procede”. Y claro que “no procederá” si los electricistas y sus aliados no pasan a realizar acciones de mayor contundencia. Fuera del control de los líderes burocráticos, apatronados (charros) que obliguen al gobierno a respetar los derechos de los asalariados y que además sirvan para construir una fuerza social de obreros, campesinos, pueblos indios, estudiantes y de todos los humillados y ofendidos del país para cambiar el actual estado de cosas.
Todos los trabajadores mexicanos deberíamos entender que la injusticia que se está cometiendo con los electricistas, nos involucra a todos. El respaldo de la SCJN al decreto de Calderón, sienta un precedente nefasto al otorgarle (de manera ilegal) al ejecutivo en turno, la capacidad para desaparecer, liquidar, cualquier fuente de empleo que considere “poco rentable” para la economía del país, como sucedió con la CL y F, sin que a la fecha de conozcan los estudios donde ello se demuestra porque son secreto de Estado.
Con los mismos absurdos argumentos podrían ser liquidadas las universidades, privatizarlas entregándolas a los empresarios y despedidos sus empleados.
La lección que debemos extraer de los últimos acontecimientos en el país es que no hay un estado de derecho. No hay leyes que se respeten por el gobierno y la burguesía cuando no conviene a sus intereses. Por ello es preciso que los explotados construyamos una fuerza independiente de gobierno, partidos y patrones. Una fuerza social independiente y con una definición de clase para la lucha anticapitalista por un cambio de régimen social y económico.
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