EL GENOCIDIO
Tomás Oropeza Berumen
Para millones de mexicanos la única esperanza para torear la pobreza era emigrar a Estados Unidos a trabajar y ahorrar unos dólares para poner en su tierra un negocio al regresar en un futuro siempre mítico.
Esa alternativa esta resultando menos atractiva porque allá no hay chamba debido a la parálisis de la industria de la construcción y otras ramas donde se ocupan los emigrantes. Miles de mexicanos se están regresando, en tanto otros se quedan porque allá las cosas están menos feas que aquí.
Lo cierto es que las remesas, segunda fuente de ingresos luego del petróleo, registraron en noviembre del año pasado, una caída anualizada de casi el once por ciento (10.68%), la más fuerte desde mayo del 2004, según el Banco de México.
La cosa pinta mal si se toma en cuenta que el precio del petróleo, que el año pasado aportó al gobierno cerca de un billón de pesos (972, 234 millones de pesos), 23 % más que en 2007, ha descendido cerca del 66% en los últimos meses por el “catarrito” que según el locuaz secretario de Hacienda Agustín Carstens padece Estados Unidos.
Los dueños del dinero han optado por contribuir al desempleo en México llevadose sus capitales al extranjero. A partir del 2007 han sacado del país cerca de 46 mil 316 millones de dólares, cifra 22% superior a la inversión extranjera directa captada en los primeros 9 meses del 2008. Una consecuencia de esto es lo que el INEGI informa: hoy la desocupación llegó a los 2 millones de personas y no cesa el cierre de empresas que diariamente lanzan a la calle a miles de hombres y mujeres.
Y mientras el Fondo Monetario Internacional, uno de los responsables de la imposición del modelo neoliberal y del desastre económico actual, ahora se olvida de su viejo catecismo y recomienda a los gobiernos que recorten impuestos y aumenten el gasto social para estimular la industria, Hacienda sigue aumentando los impuestos ( ahora ha inventado el pago para renovar la tarjeta de circulación y las placas de los automotores) y los precios de los combustibles siguen incrementándose cada semana.
Así el incremento de 2 pesos al salario mínimo sigue quedando cada vez más abajo de la inflación. Esto significa que tampoco quienes aún tienen empleo pueden estar satisfechos con su situación.
Recesión en EU, en México y el mundo significan mayor pobreza para el pueblo . Y esa es violencia pura que destruye millones de vidas de todas las edades, impuesta por los dueños del capital y su gobierno a la mayoría , la que nuca se consultó para imponer el modelo neoliberal ni tampoco el sistema soecioeconómico capitalista.
Pero además de esa violencia que no se ve, existe en el país la violencia de los cuerpos policiacos, paramilitares y del ejército que se ha incrementado en los últimos años para destruir los movimientos laborales y sociales contestatarios. Así ocurrió en Lázaro Cárdenas, Michoacán contra los metalúrgicos en 2006; en San Salvador Atenco contra el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y La Otra Campaña que fueron brutalmente reprimidos. Igual sucedió en Oaxaca, con el aplastamiento del movimiento de la Asamblea Popular de Pueblos de Oaxaca, todavía bajo el desgobierno de Fox. Y en lo que va del régimen de facto de Felipe Calderón, los maestros de Morelos y varios desaparecidos políticos han sentido la brutalidad del panismo en el poder. Igual acontece en Chiapas, Michoacán y Guerrero, donde los movimientos de los pueblos indígenas son hostigados por el ejército y los paramilitares ante la complicidad de los gobernadores perredistas.
Los asesinados en el contexto de la carnicería de Calderón contra lo que llama la delincuencia organizada son más de 10, 500 mil. Y cada vez son más quienes sostienen que su guerra contra el narcotráfico es para favorecer al cartel del Chapo Guzmán y/o que en realidad quienes están dirigiendo las operaciones de exterminio contra los narcotraficantes son la CIA, el FBI, la DEA y el ejército gringo, para ... quedarse con el negocio megamillonario de las drogas cuyo mercado más importante esta precisamente en la Unión Americana.
Con la destrucción de la agricultura mexicana a cargo del modelo económico neoliberal; las crecientes dificultades para emigrar al otro lado del Río Bravo y el crecimiento del desempleo en las urbes, el sistema socioeconómico y político mal gobernado por Calderón y sus secuaces, está empujando a los millones de jóvenes que necesitan ganarse la vida, a la delincuencia.
Ese ha sido el éxito de Calderón, llevar a cientos de miles a convertirse en parte de las bandas, en sicarios y en base social de los barones de la droga. Para convertirlos en blanco de la persecución policiacomilitar y de oscuros escuadrones de la muerte.
Como en la película del director mexicano Luis Estrada, Un Mundo Maravilloso, donde el secretario de Economía descubre que es más barato exterminar a los pobres que mantenerlos con programas asistenciales como Oportunidades, Calderón esta instrumentando desde hace dos años un verdadero genocidio contra el pueblo mexicano disfrazándolo de lucha contra la delincuencia.
No todos los desempleados y desesperados realizan peregrinaciones para pedirle a la virgen un milagro para encontrar la manera de salir adelante. Ni se ponen un calzón amarillo el primer día del año para asegurarse dinero en abundancia. Muchos tienen que ser más prácticos para sobrevivir y tal vez le recen a Jesús Malverde o la Santa Muerte, los protectores de los fuera de la ley. O como en la novela de Fernando Vallejo, La Virgen de los Sicarios, se encomiendan a todos los santos y se ponen todos los amuletos y escapularios habidos y por haber para sentirse protegidos de las balas enemigas.
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