lunes, abril 27, 2009
LOS USOS DE LA PESTE
Tomás Oropeza Berumen
México, 27.04.09.- La súbita irrupción de la influenza porcina (IP) ha desquiciado la vida de millones de mexicanos desde la noche del pasado jueves, cuando se decretó la suspensión del funcionamiento del sistema educativo del DF y el estado de México, que hoy se generalizó al todo el país, por lo que 33 millones de estudiantes regresarán a clases hasta el 6 de mayo. Si no se complica la situación.
El gobierno del Distrito Federal, anunció que de no disminuir el número de fallecimientos por la epidemia se suspenderá el transporte público, particularmente el metro e incluso la totalidad de las actividades económicas.
Hoy la capital del país y los estados de México, San Luis Potosí y 16 más viven bajo una situación de emergencia que podría extenderse a todo el país de seguir avanzando la epidemia que ha servido para que el gobierno de Calderón justifique la emisión de un decreto en el que autoriza a la Secretaría de Salubridad y Asistencia (SSA) a realizar cateos en domicilios, locales y negocios en donde haya personas enfermas de influenza o de las que se sospeche que son portadoras del virus, a quienes se aislará para su tratamiento.
Hoy la zona más poblada del país se halla bajo los efectos de un shock psicológico bajo el cual las preocupaciones por los problemas económicos, sociales y políticos han pasado a un segundo término, sin embargo esos problemas seguirán subsistiendo y son el entramado de la enfermedad originada en Asia.
Las medidas aplicadas al unísono por los gobiernos federal y local han cancelado varios derechos: El de reunión y el de manifestación, “por el bien de la ciudadanía”, dirán los responsables.
El temor y la desconfianza se ha extendido en todos los ambientes sociales. El temor al contagio puede observarse en el deplorable servicio de transporte público, como el metro, los peseros y el metro bus, donde el hacinamiento obliga a compartir el aire enrarecido por el hacinamiento y la poca ventilación.
En los hogares y familias también se ha incrementado la tensión y surgen las fricciones entre sus miembros. Todos temen que alguno de ellos pueda trasmitirles el virus.
A las tensiones y temores que ya mantenían paralizada a la población por el creciente desempleo, la carestía de la vida y la violencia criminal, ahora se agrega el temor a enfermar y tal vez perder la vida.
Parece demasiada casualidad y hasta sospechoso que gracias a esta circunstancia Calderón haya logrado imponer “por el bien de todos” y para controlar una amenaza que puede estar en todos lados, hasta dentro de nosotros mismos y nuestra familia, un estado de excepción, tal como pretendía hacerlo con las iniciativas para reformar la Ley de Seguridad que el Congreso se negó a aprobar, planteando la necesidad de una consulta pública para decidir.
Hoy podría decirse que nadie se atreve a cuestionar el decreto mencionado, por miedo a la censura, descalificación o ser acusado de atentar contra el bien común.
El hecho de que sólo las instituciones de salud oficiales posean el medicamento antiviral con el que se esta combatiendo la influenza porcina ha colocado a los ciudadanos a merced de un sistema de salud burocrático, ineficiente y arbitrario, debilitado por casi tres décadas de neoliberalismo y corrupción de sus administradores que no va a modificarse porque se viva bajo una contingencia. Pues los diagnósticos y la medicina para la mayoría de la población solo pueden otorgarlos el gobierno a través de las clínicas y hospitales.
En esta crisis sanitaria será el pueblo el que más padecerá.
Hoy la situación también esta demostrando que la clase en el poder necesita del Estado para enfrentar una situación de emergencia como la que se vive, al mismo tiempo salata a la vista la ineptitud de la pandilla gobernante que ha quedado manifiesta por su lentitud para encarar una epidemia que ya había comenzado a manifestarse desde el mes de marzo.
Por el momento la llamada sociedad civil, esta paralizada. Y los neoliberales en el poder encabezados por Calderón están imponiendo la presencia del ejército en todo el país, ahora para “proteger nuestra salud” estableciendo en los hechos un estado de excepción.
También aprovechándose de la situación el secretario del Trabajo, Antonio Lozano Alarcón, esta aplicando una serie de medidas violatorias de la Ley Federal del Trabajo y de los Contratos Colectivos de los trabajadores. Por ejemplo al modificar los horarios de los empleados de la banca.
En este panorama continúa la lucha política preelectoral, entre el PAN en el poder y el PRD que gobierna la capital del país de cara a los comicios intermedios de julio próximo para renovar la Cámara de Diputados. Elecciones que antes de la situación actual a nadie le interesaban y hoy menos.
En tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reportado casos de infectados en varios países y calificado de alarmante la situación en México por la persistencia de la enfermedad que en el DF hasta ahora ha causado la muerte de 22 personas y 7 en el estado de México de las que hay certeza de haber sido infectados por la IP.
Del viernes al sábado subió en 320 el número de infectados al pasar de 1004 a 1, 324 en tanto que el número de muertes pasó de 68 a 81 en el mismo lapso.
Pero no hay que preocuparse demasiado. Esta tragedia será pasajera, ha dicho el secretario de Hacienda, Agustín Carstens en una reunión del FMI en Washington, de donde se traerá 205 millones de dólares para enfrentar la enfermedad. Lo importante es que los mercados la ven como un asunto transitorio y seguirán funcionando como siempre, expresó.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario