martes, octubre 21, 2008


INDIVIDUALISMO Y CRISIS ECONOMICA

Dr. Fernando Talavera SC20-10-08

Esta es “la crisis más profunda que ha tenido la humanidad en materia económica” Enrique Iglesias, Presidente del BID, 16 de octubre de 2008 en Montevideo

Marx consideró al sistema económico capitalista como inestable y con fluctuaciones periódicas que obedecen a contradicciones internas. En 1863 fue incorporado a la teoría económica el ciclo Juglar, en 1939 Schumpeter aportó su "modelo tricíclico seguido por las aportaciones de Estey, Mandel, Tinbergen y Menshikov. En 1975 Lucas con expectativas racionales formuló un modelo del ciclo económico, también el postkeynesiano Minsky aportó la inestabilidad financiera y Kydland y Prescott contribuyeron con la teoría de la macroeconomía dinámica y los ciclos empresariales. Y todavía en esta lista incompleta falta enumerar a los autores de los ciclos largos… en resumen los ciclos en economía tienen una aceptación muy amplia, aunque las explicaciones son muy variadas.

Pero ahora en los inicios de una crisis profunda, se observa ceguera voluntaria en el discurso de algunos colegas, unos “para no generar pánico”, otros para mantener a sus clientes el mayor tiempo posible, otros más para regañar a los que no supieron usar o malinterpretar los modelos de corto plazo disponibles y, los menos, para seguir engañando a quienes los escuchen. Para comprender mejor estas actitudes conviene revisar el individualismo metodológico. Esta es una ideología economicista que trata de mantener el status quo de la sociedad capitalista a fin de bloquear cualquier cambio económico-social que pretendiera avanzar hacia una nueva sociedad más justa.

Invitamos a nuestros lectores a buscar en Google individualismo metodológico y leer lo que les plazca, enseguida reproducimos parcialmente una crítica socialdemócrata al respecto, titulada Para qué es útil el individualismo metodológico.

Sin demasiado esfuerzo nos damos cuenta de que en la sociedad moderna las ideologías han desaparecido, dejando en su lugar distintas formas de gestionar un mismo y consagrado sistema socio-económico.
La explicación se encuentra en la sutileza ideológica de hacernos creer que la economía es una ciencia exacta, aun reconocida formalmente como ciencia social. Con esto se consigue que el resto de ideologías se difuminen en un perfecto sistema de mentiras implícitas, aceptadas dogmáticamente de forma inconsciente.
Esto es aprobado, en tanto que es parte del paradigma occidental, por prácticamente todos aquellos que se congratulan de saber economía. Sujetos hiper-especializados a los que no les importaría vestir bata blanca con tal de sentirse autorrealizados en su labor.
Y es que la intención última es convertir al ser humano en un simple apéndice que encaje, así sea a presión, en un modelo capaz de representar las elecciones humanas, y que a su vez se establezca como normal o correcto, creando así un sistema auto-organizado.
Es lo que se conoce como racionalización. Se encierra a la realidad en un modelo coherente pero con premisas equivocadas. Este modelo, en su propio desarrollo, y mediante la influencia ideológica, transforma el sentido común de la sociedad –lo que está bien y lo que es normal-, dirigiéndolo hacia posiciones compatibles con el modelo original. Un alienante círculo vicioso.
En un primer acercamiento a lo que es el homo oeconomicus, comprobamos que estamos hablando de un sujeto ficticio, frío y pretendidamente racional. De acuerdo con esto, el análisis de la sociedad se conseguiría, desde el punto de vista ortodoxo, limitándonos a realizar observaciones atentas en las elecciones de los individuos –supuestamente libres e independientes-.
Es la imitación directa del método empleado en las ciencias exactas, básico en el paradigma occidental, y que tan buenos resultados ha dado en nuestra sociedad. El problema está en que, como nos recuerda Bernad Guerrien, a ningún físico se le ha ocurrido todavía la locura de construir un modelo compuesto por millones de partículas todas ellas diferentes.

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