Economía mexicana ante el estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos[1]
Dr. Fernando Talavera (septiembre 2008)
La compra a precio de ganga de Bearn Stearns por 236 millones de dólares en marzo 2008 aunada a la quiebra de Lehman Brothers Banco de Inversión estadounidense, muestran los avances en la crisis de las hipotecas basura. A las alarmantes noticias anteriores se deben sumar los préstamos de dinero público por 5,400 miles de millones de dólares (billions en la notación estadounidense) para el par de hipotecarias, Fannie Mae y Freddie Mac, rescatadas por los fondos públicos del gobierno de Estados Unidos, quien además compró el 80% de las acciones de la Aseguradora AIG (American International Group) con un crédito puente de 85 mil millones de dólares. Además del rescate privado a Merril Lynch por el Bank of America.
Lo anterior ya muestra grietas en el área financiera de la economía estadounidense: en el sector público ya se acumulan los rescates financieros, se impulsa la expansión de la liquidez, continúa, con sus altibajos, la devaluación del dólar y se fortalece el incremento de los precios. En el sector privado aumentan las dificultades de las empresas y las pérdidas por la caída de precios de los activos.
Estos cambios en los mercados financieros y en la política económica de Estados Unidos apuntan ya a un escenario mucho más pesimista para el crecimiento de la economía mexicana, convirtiendo así en simples buenos deseos ¿o serán mentiras preconcebidas? los pronósticos del gobierno mexicano pregonados por el Secretario de Hacienda A. Carstens “…la crisis financiera que vive Estados Unidos no impactará de manera negativa a México (El Universal, Finanzas, pp1) ” .
Por lo pronto la economía mexicana ya muestra problemas estructurales en algunos sectores tan estratégicos como lo es el energético y el decrecimiento del sector productivo, que no cesa desde mayo. En efecto, desde el pasado agosto la producción industrial retrocedió en un 0.2 % anualizado, arrastrado por la caída del 9.4% del subsector minero. También influyó la baja del 11.1% en la producción petrolera. Mientras que en la construcción hasta julio fue positivo aunque sólo se incrementó en un 0.5 % anual destacando las edificaciones de ingeniería pesada.
A su vez, la industria manufacturera avanzó en un 1.9 % anual, teniendo como pilares la producción de equipo de transporte, producción de alimentos y de muebles, más otros productos del hogar. El crecimiento más fuerte se generó en los servicios de agua y gas natural con un 2.3 %. A la fecha, el retroceso de la producción industrial durante mayo, junio y julio todavía mantiene un saldo positivo de 0.9%; sin embargo, de continuar la tendencia a la baja lo más probable es que la economía mexicana tenga un crecimiento negativo en el rubro de producción industrial
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